Angela María Rodríguez
Gran colaboradora y compañera de las hermanas de la iglesia Virgen del Carmen y Virgen Niña
Nació el 21 de diciembre de 1934 en Las Flores, provincia de Buenos Aires. Recuerda una infancia muy felíz con sus hermanos, primos, y sus abuelos que eran todos Las Flores. Allí vivió hasta que se casó.
Su escolaridad primaria la realizó en una escuela pública, la escuela Nº1; la educación secundaria no alcanzó a terminarla. Como deporte practicó básquet, pero lo que más le gustaba hacer era leer. Tuvo muchos amigos en el hermoso pueblo de Las Flores.
Ruben fue su amor de toda la vida, y antes de casarse recuerda un vínculo de amistad y noviazgo de 10 años. Rubito (así le decía) era marino, y ya conocía Tierra del Fuego y estaba enamorado de este lugar. Es por ello, que cuando Angelita y Ruben se casaron vinieron a Río Grande. Por ser marino les facilitaron la casa y todo lo que necesitaban (casa amoblada), por eso también no dudaron en venir. Llegaron en avión en el mes de febrero del año 1958 o 59 (Angela no recuerda con exactitud), y la sorpresa con el aeropuerto de Río Grande fue, que era una pequeña casa de madera muy precaria.
Amó a Río Grande ni bien llegó, y lo siguió amando y eligiendo como el primer día.
Recuerda que siempre fue friolenta, y como anécdota cuando bajó del avión fue que le dio mucha vergüenza hablar con la gente porque le temblaba la boca y la pera y que se tuvo que tapar la boca con la mano.
A Angela y a su esposo Ruben les tocó la primera casita en la esquina de calle Ameghino, en esa época frente al correo. La casa estaba ubicada en el barrio de marina que ocupaba toda una manzana. Recuerda que era una casa de madera, muy calentita. Tiempo después empezaron a hacer el hospital y terminaron tirando la casita donde vivían. Hoy ese barrio no existe más.
Angela siempre quiso trabajar, pero quedó embarazada de su primera hija, que nació en el hospital del BIM Nº5 (Batallón de Infantería de Marina), y se dedicó a sus hijas y su familia. Reconoce que eran otros tiempos y las cosas se vivían de otra manera. Entre risas, Angela dice que siempre estuvo embarazada ya que tuvo una hija, después vino otra y otra …. 5 hijas en total.
¨Río Grande era una hermosa ciudad, los vecinos le daban la bienvenida cada vez que llegaba alguien nuevo (te dabas cuenta enseguida cuando no era gente del pueblo) personas que siguen siendo hoy amigos en la actualidad¨.
Lugares para salir y encontrarse en el pueblo eran La Posada, o el Club Social; o la costumbre de juntarse en alguna casa y entre vecinos ponían todos algo para comer; jugaban a la canasta y de tanto visitarse los vecinos se transformaron en amigos.
Las telas para hacer ropa las conseguían una tienda grande que se llamaba Menon. Había otra tienda también de la mamá de los chicos Finochio que estaba en una esquina de la Av. San Martín, tenía mucha ropa linda. También estaba el supermercado La Anónima.
A pesar de su amor por Río Grande, Angela todos los años volvía a Las Flores a visitar a su familia.
Angela decía que ¨la ciudad es como el amor que le ponemos a las cosas, y Río Grande es una gran familia, que hace que el calor de su gente evitara sentir el frío del clima¨.
Siempre le gustó mucho la lectura, es algo que siempre le apasionó. Al igual que sus hijas y esposo. Recuerda un Río Grande de casas con puertas abiertas a la espera del retorno de los hijos de la escuela o de jugar afuera, de autos sin llave…
Cuando vivió en Las Flores participaba de la iglesia Nuestra Señora del Carmen, y acá en Río Grande colaboró con la iglesia Virgen del Carmen, ubicada en sobre calle Don Bosco, entre Perito Moreno y Alberdi. ¨No sé si la Virgen del Carmen me sigue a mí o yo a ella¨. Siempre misionando con las hermanas, que son las hermanas de la comunidad de la Virgen Niña, con las que se hizo muy amiga; sus hermanas del alma, como la hermana Inés, Carla, Claudia e Isabel.
Angela era cursillista y trabajó varios años con los cursillos; ayudaba a organizar retiros, fue a misionar a Tolhuin; recuerda que el padre García la convenció en una oportunidad de ser catequista. Una vez preparó a una joven para casarse.
Tuvo grandes amigos que Angela los consideraba como sus hijos: Marta Piñeyro y Oscar Lasalle, los recuerda con mucho cariño.
Angela se define a sí misma como una persona muy alegre y que quiere mucho a la gente, que siempre construyó confianza en sus relaciones interpersonales.
Siempre fue muy casera, y amaba estar en su casa, que estaba ubicada en la esquina de las calles 25 de mayo y el Boulevard Perito Moreno. Esa casa terminó siendo un balcón VIP ya que desde allí pudieron presenciar, desfiles y carreras que se desarrollaban en la ciudad.
Se siente muy orgullosa de su familia, porque a pesar de haber pasado momentos muy difíciles siempre se mantuvieron muy unidos, cuando perdió a Rubito y a Verónica ¨Joyce¨(una de sus hijas) fueron los dolores más grandes que tuvo que atravesar, pero su familia la sostuvo, y esta agradecida a Dios por esa enorme bendición, porque sus hijas son sobre todo buenas personas.
Angela fue muy felíz, siempre creyó mucho en Dios y puso toda su fe en él, y fue él, el que la guío a estar donde estuvo, y que siempre cuidó de su camino. Convencida que Dios quiso que las cosas sucedieran así.
A las mujeres de Río Grande les dice; ¨cultiven la amistad, que es muy especial y que muchas veces los amigos son la familia que se puede elegir, que amen a Río Grande, y que, si deciden armar su familia acá, también les enseñen y trasmitan el amor por esta tierra¨.
A Río Grande Angela le dice: que la ama, que significa mucho para ella, y que siempre la hizo muy felíz, que ama sus maravillas y su calidez.