Diana Wilson
Fue concejal de Río Grande, Convencional Constituyente por el Movimiento Popular Fueguino, participó en la reforma de la Constitución Nacional en las ciudades de Santa Fe y Paraná 1994
Nació el 19 de agosto de 1950 en la ciudad de Río Grande, que formaba parte del departamento de San Sebastián; posteriormente se dividió en departamento de Ushuaia y departamento Río Grande. Su papá se llamaba Roberto Reginaldo Wilson, era comerciante y también trabajaba en relación de dependencia, tuvo varias colaboraciones a la sociedad ad honorem: fue Juez de Paz de Río Grande, casó parejas, resolvió conflictos de familia, fue intendente municipal en varios períodos; aceptando funciones que se necesitaban en un lugar tan pequeño, porque había muy poca gente. Su mamá Angelica Díaz fue maestra de la escuela número 2, y en simultáneo también fue comerciante.
Su infancia fue muy linda, tratándose de Río Grande, una ciudad tan chica: todas las familias se conocían y los chicos jugaban juntos; pero corto fue el tiempo que pudo vivenciarlo, ya que, por una decisión de sus padres, junto a su hermana menor, fueron enviadas a realizar su educación primaria y secundaria en la provincia de Buenos Aires. Allí estuvo al cuidado de familiares por parte de la mamá. Sus estudios primarios los realizo en el Barker College en Lomas de Zamora, y el secundario en el Cangallo Schule.
Lamenta no haber tenido la continuidad de vivir en su ciudad natal, rescatando la buena intención que sus padres, buscando la mejor educación que pudiera recibir, y era común enviar a los hijos a que estudien en el norte. Diana sabía que pagaba un costo muy alto; era muy consciente que no tenía a sus padres cerca. En varias ocasiones le hizo saber a sus padres que le faltó su presencia, que siendo chica no lo podía entender, y que lo sentía como un abandono. Reconociendo el sacrificio y en búsqueda de una mejor educación. Pero de alguna manera Diana se sintió fortalecida, y se concentró en sus estudios, para no extrañar a sus padres, así evitar la nostalgia. Recuerda su infancia como algo positivo, pero con un costo muy alto.
Recuerda a Río Grande en la época de los texanos, Diana tendría alrededor de 8 años, fue en la presidencia de Arturo Frondizi, que se había hecho un acuerdo con Estados Unidos para desarrollar la explotación de petróleo en Río Grande, ese acuerdo duró hasta que el presidente Arturo Ilia le da de baja a los contratos petroleros (1958/1962). Pero mientras duró el acuerdo la ciudad se llenó de familias que provenían de Texas, los chicos eran todos rubios, las mujeres usaban vestidos con unas faldas amplias, con estampados muy coloridos y floreados, llenaban los negocios, ¡el cine! No tuvieron donde vivir hasta que se les construyo su propio barrio. Algunas de las casas que están en el barrio YPF actualmente, fueron las casas para los texanos hechas por ellos; tenían hasta su propia escuela. La ciudad se vio beneficiada económicamente. Del paso de las familias texanas también tiene otro recuerdo; en una oportunidad la familia Dorney salió de paseo con sus hijos a la zona del Cabo Domingo, cuando subió la marea uno de los pequeños quedo encerrado ahogándose finalmente en la costa. La familia donó, después de la tragedia, una guardería que se llamó como su hijo, Michael Dorney, la estructura de la guardería existe actualmente, y está ubicada al lado de la Capilla Virgen del Carmen.
Diana volvía a Río Grande en todas las vacaciones de invierno y de verano: jamás dejó de venir. Pero esas vacaciones siempre le resultaron muy cortas – pasaba muchas horas en el avión- ya que antes los vuelos no eran directos, sino que hacía varias escalas en distintas localidades de la Patagonia, además en esa época los pasajeros tenían que descender de los aviones. El avión fue su primer medio de transporte, conoció el tren y el tranvía en Buenos Aires. Cuando termina el secundario se recibe de maestra, también se recibe de traductora de inglés, profundizando el idioma realizando un curso en Londres, compartiendo con estudiantes de varias partes del mundo. Allí tuvo el privilegio de estar viviendo en la casa de una familia. Conoció el Museo Británico y la casa de William Shakespeare.
De vuelta en Buenos Aires estuvo trabajando de secretaria de una fonoaudióloga, también dio clases de inglés. Vuelve a Río Grande aproximadamente en el año 1980, le gustó mucho volver, porque Diana no había decidido irse -no cambiaba a Tierra del Fuego por nada-, las grandes ciudades tienen muchas ofertas culturales, pero siempre quiso volver y como acá era una ciudad muy chica, expresa Diana, buscando alguna actividad que hacer; se afilia a un partido político que se llamaba Agrupación Vecinal, antecesor del Mo.Po.F. (Movimiento Popular Fueguino) Los afiliados al partido eran 84 personas. Su afiliación fue un intento de colaboración y de querer formar parte de la comunidad. No buscó, ni ser vista, ni el reconocimiento. Fue concejal en el período 1985/1987. En simultáneo seguía dando clases de inglés.
Fue integrante del consejo municipal de defensa civil y de la biblioteca popular Eduardo Schmidt.
Como concejal Diana presento varios proyectos, entre ellos el darle el nombre al Barrio Aeropuerto, el origen del nombre surge de que el barrio se encuentra frente al Aeropuerto de la ciudad. También a través de otra ordenanza propuso la denominación de las calles del barrio; la zona era como un campo entonces pensó en nombres que se pudieran asociar; por eso pensó en nombres de árboles para las calles sentido de norte-sur y las calles sentido este-oeste nombres que representaran a Tierra del Fuego.
Según Diana, la vida le puso en el camino, la distinción de trabajar para escribir y debatir la constitución de Tierra del Fuego. Trabajó durante meses, codo a codo a Elena Rubio, haciendo borradores que formarían parte del proyecto constitucional. Borrador que sería presenta por el Mo.Po.F.
En las votaciones para elegir a los constituyentes, Diana estaba como candidata en el 7mo lugar. El 9 de diciembre de 1990, fueron las elecciones y votaron un total de 26.817 electores siendo el partido más votado el Mo.Po.F. Logrando el partido tener once constituyentes, de los cuales tres eran mujeres: Diana Wilson, Delia Weiss Jurado y Elena Rubio. Aunque fueron meses de mucho trabajo, fue con alegría, con gusto y mucho respeto entre los bloques. Dando inicio el 7 de enero de 1991 y terminando el 17 de mayo con la sanción y promulgación de la Constitución Provincial. Meses de ir y venir a Ushuaia y de dormir en hoteles.
Diana ya no daba clases en los colegios, daba clases particulares, eso le permitió tener flexibilidad para su labor como constituyente. Aunque la costumbre fuera que las reuniones partidarias se hicieran por la noche y sin horario de finalización. Fuera de las sesiones, estando en Ushuaia, el horario era desde bien temprano hasta la noche. Nunca se auto postuló, eligiendo siempre, mantener un perfil bajo. Su vida política se fue dando así.
Fue convencional del Movimiento Popular Fueguino, y cuando el partido gana la gobernación con Arturo Estabillo; el mismo gobernador le ofrece trabajar durante ese período, pero Diana rechaza tal propuesta; la última actividad política ejercida por Diana fue acompañar a Elena Rubio, como asesora para la reforma de la Constitución Nacional en el año 1994 en las ciudades de Santa Fe y Paraná.
Esta casada con Ricardo hace 40 años. Se conocieron en el quincho de Fiori, en una cena de despedida para un profesor que se jubilaba. Ahí descubrieron que los dos trabajaban en la misma escuela, la ENET.
Diana viaja seguido, pero si tuviera que elegir un lugar, siempre elegiría Tierra del Fuego, y Río Grande que es su ciudad natal, y aunque le gusta la vida de las grandes ciudades, elige siempre la mejor calidad de vida, y la encuentra acá, que describe como vivir en un oasis. La pone contenta saber que la gente que viene elige quedarse también; se nota en los hijos, hay ahora una valorización del lugar donde habitan - ¡no como antes que venían a hacerse de unos pesos para después irse ¡Río Grande es la ciudad del viento! ¡Y que mejor! ¡Gracias al viento no tenemos smog, tenemos aire puro!, el viento es como una escoba que barre todo- describe Diana. Como negativo percibe que no existe cohesión entre Ushuaia y Río Grande. Tiene pendiente un proyecto que le propuso personalmente al gobernador: además del operativo vida, operativo que despide y desea buen viaje a los vacacionistas, es darle la bienvenida a quien ingresa; ya que Río Grande es la primera ciudad si se viene por tierra; invitar a ingresar a la ciudad y proponerles paseo y visita a los lugares emblemáticos. Condición que hoy nos desfavorece la ruta de circunvalación.
A las mujeres Diana les diría que no se quejen de nuestra provincia y que tampoco se la compare tan detalladamente con otras, ese tipo de comparaciones no sirve. Que sientan que este su es lugar y que den todo de si para ser felices, que hay que ocuparse más de los jóvenes, las familias trabajan mucho y los jóvenes necesitan más presencia. Río Grande es un lugar que hay que aprender a disfrutar más.
A Río Grande le diría que siga teniendo el empuje que siempre tuvo, por ejemplo, la ciudad tiene su propia electricidad por que hubo gente valiosa y valerosa que dijo vamos a hacer una cooperativa. En Río Grande la gente siempre tuvo iniciativa y creatividad. Que siga así, una ciudad siempre generosa.