Dionisia ¨Mara¨ Benítez

Una de las primeras modistas de alta costura en Río Grande desde 1979

Nació en Misiones, pero es de Río Grande, dice. No es mujer de quedarse quieta y siempre le gusto la costura. Fue su mamá su primer líder en costuras, por eso Mara cosía desde los 3 años, su segunda líder fue su tía Cambá (morocha en guaraní) que era pantalonera. Gracias a las dos comenzó a confeccionar camisas a sus hermanos, a los 10/11 años. Cree que el coser es bien de uno; que ya uno nace con eso. Cuando era adolescente si algún vestido no le gustaba lo descosía todo y lo volvía a coser a mano y dejarlo como a ella le gustaba.

Mara no es su nombre en realidad, le dicen así porque una amiga de ella a sus 18 años la bautizó con ese nombre, porque no le gustaba el nombre Dionisia. Nunca se acostumbró a su nombre, porque no le gustaba.

Se recibió de profesora de corte y confección, estudio que realizó en Buenos Aires y los terminó en Río Grande con un 20/sobresaliente. Por eso, cuando se recibió le sugirieron que estudiara la carrera de Diseño de moda que, por cuestiones económicas de ese momento, no pudo realizar.

La primera vez que vino a Río Grande fue en el año 1977 a visitar a una hermana, se fue y volvió al año siguiente ya para quedarse definitivamente. Había asfalto en dos cuadras, el resto era todo tierra, el frío no lo sentía ya que antes había vivido unos años en Río Gallegos.

En el año 1979 empezó con la costura, en ese año se compra la primer máquina que hasta hoy la conserva y aun le sirve y la saca de apuro cuando las máquinas nuevas no funcionan.

Empezó haciendo cortinas, trabajaba en una firma que estaba en ese tiempo y que hacia cortinería; en una noche hizo 37 piezas de cortinas, hasta las 3 de la madrugada y sin descansar.

Su trabajo constaba en hacer ella sus propios moldes y tomar las medidas sobre el cuerpo de cada persona. Siempre trabajó sobre las medidas de cada uno. Cuando usaba las revistas "Burda" siempre le quedaba mal, recuerda y se ríe.

Nunca tuvo su propia marca de ropa, aunque sus diseños fueran exclusivos, pero sí tuvo varias propuestas para hacerlo. Jamás se tomó un descansó de la costura y no desprecio ningún tipo de trabajo.

Sus confecciones son de alta costura de novia, 15 años y egresadas. Cuando ve que el vestido le cuesta, lo deja y al otro día lo retoma ya sin dificultad. Los vestidos que realizó les gustaron todos. Pero hubo uno que lo tuvo mucho tiempo como foto de perfil: era un vestido para una quinceañera, era hermoso, todo de pétalos y bordado a mano y con brillos y flores, sobre una tela entre lila y celeste. En pandemia arreglo pantalones, cambios de cierres etc. Vestidos de 15 años y egresados son los trabajos que más realizó.

Siempre tuvo trabajo y pedidos de confecciones, hasta que llegaron los coreanos después de los años 1990, y los pedidos empezaron a bajar; porque las egresados y quinceañeras empezaron a comprar ahí.

Desde el año 1986 hasta hoy, su vecina, sigue siendo su clienta, y ya lo son sus hijos y sus nietos.

"Río Grande creció y cambio un montón, y hay muchas modista, pero Mara fue la única y mejor modista de Río Grande y Ushuaia", eso decían- recuerda Mara.

Siempre con perfil bajo y sin mandarse la parte, tuvo clientes y de Ushuaia, Córdoba y Buenos Aires

Recuerda que una vez hizo 18 tutus para la academia de danza de Yamila Fazzari. En esa oportunidad llenó su casa de ganchitos el techo para colgar los tutus para que quedaran bien armados. Después las academias de danza tuvieron sus propias modistas, y como Mara no podía ser exclusiva, en esa oportunidad fue la última vez que realizó un trabajo así.

Ganó algo de dinero, que tuvo como fin, que sus hijos se fueran a estudiar.

Aunque a veces esté cansada, su trabajo es su pasión, y no puede decir que se cansó de hacerlo, solo se detiene por problemas de salud. Ya que el trabajo la ha sacado de pozos emocionales, y se ha vuelto como una terapia.

Jamás quiso alquilar y tener su propio espacio. Cuando sus hijos eran chiquitos le levantaban los alfileres del piso; de grandes se fueron acostumbrando, un día uno de los hijos le pidió ayuda con matemáticas y no reaccionó porque estaba abocada de lleno a la costura.

Sus hijos siempre con disfraces y trajes confeccionados por Mara, también los realizaba si se lo pedían. Y ahora les toca a los nietos. A sus hijos le confeccionaba camperas, pantalones, jeans, buzos.

Alguna vez enseñó a una señora que le pidió, una vez dio clases en la sede del partido Movimiento popular fueguino durante un año. Cree que le gustaría compartir lo que sabe. Una nieta sigue sus pasos, pero ahora está estudiando medicina; aun le pide que le haga ropa.

Mara tiene una política: si las señoras iban indecisas por el vestido de sus hijas; les decía primero pónganse de acuerdo y después vuelvan. Siempre se llevó bien con las quinceañeras y egresadas.

Cobrar moderadamente te trae abundancia, y más trabajo. Se considera una modista, por que como profesora no enseñó. Y ser modista es para Mara un trabajo y un hobby. Y si no fuera modista le hubiera gustado ser contadora.

Le gusta Benito Fernández como diseñador argentino, como también Jorge Ibáñez.

Mara agradece a cada una y unos de sus clientes, ya que gracias a ellos recibe este reconocimiento.