Eliana Villarroel

Cartera de la estafeta del Barrio CAP

Eliana nació en Río Grande el 9 de octubre de 1948; su padre José Eduardo Villarroel, su madre Elisa Ojeda; tiene tres hermanos. Pero Eliana fue criada por su mamá del corazón que se llamaba Isabel del Tránsito Guerrero. Su padre era de Chile y llegó a Río Grande en el año 1930, y la primera persona que le dio trabajo fue el señor Esteban Antonijevich para trabajar en la Estancia Buenos Aires. Cuando todos los dueños de los aserraderos, Pastoriza, Vidal, se instalaron en el frigorífico CAP (Corporación Argentina de Productores de Carnes) con el depósito de maderas; el papá de Eliana fue el encargado, trabajó allí toda su vida hasta que falleció. Época en la que llegaban los barcos y había mucho movimiento. También recuerda que le contaron que en el año 1952 dejaron de aterrizar aviones en la zona que pertenecía al frigorífico, atrás de donde estaba ubicado el matadero; hoy la zona donde ese encuentra el Barrio Cabo Peñas.

Por lo que recuerda y según lo que le contaron, nació en la casa de Ruperto Bilbao, sus hermanos también nacieron allí. Muchos bebes nacieron ahí; no llegaba a ser una clínica, funcionaba como una especie de sala de primeros auxilios. Los nacimientos en el hospital del BIM N°5 (Batallón de Infantería de Marina), cree que sucedieron después del año 1955. Años después existió un hospital en el barrio del frigorífico.

Eliana sabía que en la zona de Río Grande vivió el pueblo selknam, incluso recuerda haber conocido a Angela Loig; que vivía en Kamhi, donde hoy esta Tolhuin, que cuando venía, pasaba por su casa a tomar un café; Angela no hablaba mucho, pero recuerda que a la mamá de Eliana le decía respecto al hombre con el que se había casado – es muy bueno, es muy bueno el hombre-. Aún conserva una canasta tejida que le regaló Angela a su padre.

Tenían agua potable, y antes que llegara el gas utilizaban leña para cocinar y calefaccionarse. Vivían en CAP, pero no pertenecían a las familias que trabajaban en el frigorífico; era un barrio aparte.

Su infancia transcurrió en CAP, hasta el año 1975 que se mudaron al pueblo. En CAP no había calles, la casa donde vivió quedaba al lado de un hotel. Tuvo de vecino al señor que era el encargado del hotel, le decía el hotel de Roti, al frente estaba el destacamento de policía, recuerda el apellido de uno de los policías que su papá nombraba; el sargento Siglián. En el callejón vivía Pina Portolán y la familia Buscemi.

El puente General Mosconi que hoy une el Barrio CAP con el pueblo, aún no existía, el bote era el transporte habitual. Eliana recuerda cruzar el río en bote muchas veces. El ultimo botero fue Don Alderete, pero antes de él, ese trabajo lo hizo un tío de Eliana durante seis años aproximadamente, Juan Villarroel. Cuando tenían que hacer un pedido, que se hacía una vez por mes, llamaban a un taxi, salía carísimo; la carne y el pan, en cambio la compraban en CAP. En el barrio había una proveeduría que en caso de apuro se podía comprar allí. En una época estuvo una sucursal del supermercado La Anónima. El papá de Lucho Pérez fue uno de los encargados.

Su infancia fue la etapa más linda que recuerda -vivir en CAP era lindo, se conocían todas las familias, era chiquito-.

Primero, segundo y tercer grado los hizo en CAP, recuerda a su maestro de primer grado de apellido Carmona, se pregunta, -¿Qué sería la vida de él?-, ya que en esa época era un señor que vivía solo; su maestra, la Sra. Arloti, su esposo era de la Prefectura Naval, su última seño en CAP fue Lodeiro Aída. Algunos de sus compañeros Kety Milosevich, Pina Portolán, Raquel Andrade, Fidelisa Andrade, los hijos del administrador de apellido Fraga, los hermanos Alvería. A partir de cuarto grado cursó en el Instituto María Auxiliadora, porque no había más grados en la escuela de CAP, vivía entonces en la casa de una tía; los últimos 2 años de escolaridad los hizo siendo pupila en el instituto. La entristece aquella época, ya que sus padres vivían en el frigorífico y Eliana no podía verlos todos los fines de semana, era muy doloroso para ella, cada vez que se tenía que despedir de sus padres. Recibió muy buena educación; además de otras tareas que debían hacer: una semana lavar, la siguiente semana planchar y cocinar; eran 30 pupilas, las más grandes eran las encargadas de encerar el piso. A Eliana le había tocado de bañar a dos pupilas chiquitas.

En el año 1962 el frigorífico empezó a tomar chicos jóvenes, fue así como mandaron a llamar a los hermanos de Eliana (que estaban de pupilos en la escuela de la Misión Salesiana), Eliana tendría aproximadamente 15 años. Trabajaron en el frigorífico en tiempo de faena. Pero cuando Eliana tenía 18 años, la señora Ema de Legunda, que estaba encargada de la estafeta en CAP, la llamó para que la reemplazara. Empezó el 8 de diciembre del año 1969 en la estafeta de correo de CAP, que dependía de ENCoTel (Empresa Nacional de Correos y Telégrafos). Allí se recibían y enviaban cartas, finalizó su tarea en el año 1975 cuando pide el pase al correo en el pueblo, sobre calle Ameghino, donde hoy está ubicada la sede de la Comunidad Rafaela Ishton. Se jubiló en el año 2011, desempeñándose en el correo por 43 años.

Eliana nos comparte una anécdota de cuando trabajo en el correo, en esas épocas la gente se suscribía a una revista que era algo así como solos y solas; recibía muchas cartas de un señor que trabajaba en la estancia Viamonte, se llamaba Manolo, Manolo enviaba cartas y recibía cartas, ¡40 por mes!, el fin era encontrar pareja, pero él no formó ninguna. Pero si lo logró un señor de apellido Menéndez que trabajaba en los almacenes de frigorífico CAP, se enviaba cartas con una señora de la provincia de Buenos Aires, se casaron y vivieron muchos años en CAP; también presenció como unas parejas de novios, enviaban por correo tarjetas de invitación por sus casamientos, y después esas mismas parejas mostrar en el correo que irían a ser padres. Para fechas como el día del padre, de la madre y para las fiestas de navidad y año nuevo, era impresionante la cantidad de telegramas que recibía. Eliana trabajó en la parte de giros del correo. Compañeros de trabajo: José Arriagada, Tito Fuentes, Osvaldo Ruiz, Juan Águila, Vukasovich, Zapata, Caballero. Fue la mejor época -siempre me cuidaron y protegieron, siendo la única mujer -con el tiempo se incorpora la señora de Rementería, Angélica Chávez. Todos empezaron a trabajar de muy chicos, y eran los mensajeros, encargados de entregar cartas y telegramas por la ciudad.

Eliana se casó cuando tenía 28 años, luego de un tiempo, se divorció. No tuvo hijos, pero si una familia grande rodeada de sobrinos, que son como sus hijos.

Si tuviera que elegir que Río Grande le gusta más, Eliana elegiría al Río Grande de antes, cuando era más pueblo, y viviría la misma vida que vivió hasta hoy, solo que le hubiera gustado terminar sus estudios y ser una profesional; le hubiera gustado ser maestra, porque siempre le gustaron los chicos, también soñaba con ser enfermera, por eso estudió enfermería; se recibió, pero vivió una situación traumática que no pudo ejercer la profesión.

Se siente agradecida por la vida que hizo, no se arrepiente de nada y se siente muy orgullosa de su familia. Eliana es una mujer que se siente muy querida, y así se define.

A las mujeres de Río Grande le diría la vida hay que lucharla, y salir adelante, que no dependan de lo que les del gobierno u otros, que no se quejen tanto, hay que querer más a nuestra ciudad y siempre continuar con la lucha. La vida no se termina ante un fracaso, recuerda que su madre tejía medias de lanas en el invierno; hoy es todo más fácil. Antes la mujer aguantaba, Eliana tuvo el privilegio de sentirse respetada desde sus padres hasta hoy.

A Río Grande le diría que es el lugar más lindo, es todo, es su vida, y aunque paseé por otros lados no se imagina viviendo en otro lado.