Gabriela Bersier
Periodista egresada de la Universidad Nacional de La Plata y Locutora Nacional egresada en COSAL. Profesora de Yoga.
Periodista egresada de la Universidad Nacional de La Plata y Locutora Nacional egresada en COSAL.
Nació en la localidad de Esquel y vive en la ciudad de Río Grande desde que tiene 8 años; llegó a estas tierras por su papá que trabajaba en radio nacional Esquel LRA 9 y luego de presentarse en un concurso en la ciudad de Comodoro Rivadavia, fue trasladado a Río Grande.
Tiene en su memoria, intacto el momento de cómo llegó a Río Grande: en la cocina de su casa en Esquel, junto a su mamá y hermanos; su papá desplegó un mapa y mostrando Tierra del Fuego dijo: ¨ahí nos vamos a ir¨. En primer lugar, vino su papá y luego su mamá, estuvieron distribuidos durante 2 o 3 meses con varias familias. Hasta que en el mes de enero de 1978 llega a Río Grande.
En viaje y por la ruta N°3 hasta llegar fue fuerte; venía de paisajes verdes llenos de árboles y pinos, de calles de tierra, pero arboladas, de una casa muy linda (casa que fue construida por sus padres con mucho sacrificio) a vivir en Río Grande que se veía una ciudad muy llana, plana y a vivir a una casa de servicio, casa de Radio Nacional, ubicada sobre calle Fagnano pegadita a la radio; una casa muy chiquita. Fue muy impactante el cambio- recuerda Gabriela.
Hay una anécdota con su hermano mayor, René, en una de las primeras salidas por el centro de la ciudad, en una vidriera de una tienda maniquíes sin ropa, y Gabriela expreso: ¨que pasa que acá la gente anda sin ropa?. Era la vidriera de uno de los pocos locales céntricos, Casa Hilcar, que seguramente estaría por cambiar la ropa de los escaparates. Pensando en lo diferente que era todo en una ciudad y otra. La familia se fue acostumbrando, además al papá de Gabriela le gustaba mucho la ciudad.
Otra cosa que también vino de la mano con el traslado y cambio de ciudad fue vivir la guerra de Malvinas. Fue muy difícil y también lo vivió así en la escuela, ya que Gabriela cursaba sus estudios en el Colegio María Auxiliadora, y recuerda tener muchas compañeras que eran hijas de familias chilenas, y el conflicto se notaba en el aula, fue un momento bastante ¨heavy¨-recuerda.
Trabajar en los medios de comunicación fue un poco por azar. Cuenta que su papá era autodidacta, tenía una amplia cultura general y sabía leer y hablar en varios idiomas. Además, por su formación técnica empezó reparando los equipos de transmisión en radio nacional; y como en Esquel había pocos trabajadores, empezó a estar al aire detrás del micrófono y le fue muy bien. Entonces cuando Gabriela egresa del secundario Don Bosco en el año 1986, y el papá le dice una frase: ¨¿vos ya sabes que vas a ser?, a lo que ella le respondió diciendo que quería estudiar psicología o abogacía; y el papá le sugirió “por la cabeza que tenés, vas a estudiar periodismo¨. Jamás lo sintió como un mandato, su padre veía en ella esa chispa.
Recuerda un hecho que la marcó: al acto de egresados el entonces concejal Osvaldo Pagano era el encargado de leer el discurso de despedida de los alumnos y alumnas, pero no había llevado los anteojos, fue así como Gabriela observando la situación tomó el papel de las manos del concejal y con naturalidad fue ella la que leyó delante de sus compañeras, docentes y padres. Después del acto el papa le dijo: ¨además de periodista vas a ser locutora¨. Seguramente como parte de un sueño de su papá que siguiera sus pasos.
Fue así como al terminar el secundario se fue a la ciudad de La Plata a estudiar periodismo, volvió un año para estar con sus padres y se volvió a ir para estudiar locución, con una posibilidad de ingresar al I.S.E.R., pero terminó cursando en un instituto privado llamado C.O.S.A.L. donde se rendía por semanas entre los meses de enero, febrero y marzo. A Gabriela le tocó rendir en febrero con otras 60 personas más. La mayor parte de los ingresantes habían hecho foniatría y se preparaban para rendir el examen, Gabriela se sentía desprotegida porque no había hecho nada de eso. Así rindió, sin preparación y ninguna influencia de nadie, para después darle la gran alegría a su papá que había aprobado e ingresado.
Con el título de periodista y locutora vuelve a Río Grande y el primer trabajo en radio fue en FM Fuego. También trabajó brevemente en canal 13 haciendo notas y después estuvo haciendo la producción de contenido para el noticiero, en otra oportunidad trabajó en la locución y co-conducción con el ¨Pampa¨ Rodríguez. Después trabajó por más de 10 años en la FM Aire Libre.
Trabajó brevemente en el Diario Tiempo Fueguino como redactora. Tenía tres hijos muy chicos que la demandaban en casa y eso hizo que priorizara la crianza tiempo completo. Hoy sus hijos tienen Luciano (25) Mariano (23) e Iván (17)
Participó por tres años de un taller de escritura creativa guiado por Sonia Santoro periodista del diario Página 12 (periodista que, en el año 2016, Gabriela, junto a Tarde pero Seguro, trajo a Río Grande para dar una capacitación) descubriendo también lo fascinante de la escritura y la soltura para redactar desde la acción.
Después vinieron los proyectos radiales, en el 2010 reunió a varias mujeres: Adriana Burgalat, Lorena Uribe y Fernanda Oyarzo; hicieron un programa en Radio Up, que se llamó ¨Siempre libre, las alas de las noticias¨ (juego de palabras con las toallas femeninas). Este proyecto fue una gran revelación para la ciudad porque era un programa realizado solo por mujeres. Duró 10 meses, a veces puede salir bien y otras mal, y en ese momento la radio ¨naufragó¨ comercialmente. Fue un proyecto hermoso que compitió con los productos de la mañana radial de esa época. En el 2014 volvió a rearmar un segundo equipo con Lorena Uribe, Florencia Basso y Fernanda Oyarzo, esta vez el proyecto se llamó ¨Tarde pero seguro¨, empezó en FM Ritual, un programa con visión de género, feminista y por cosas que atravesaban a otras colegas mujeres. En ese momento María Eugenia Duré era la directora de Radio Nacional y le propuso hacer el programa allí. Para Gabriela trabajar en Nacional como periodista fue una experiencia hermosa, era estar un poco con su papá, estar al aire en esa emisora era sentir a su papá en el aire. En el 2015 Florencia se va del proyecto quedando solo Lorena Uribe. Por cuestiones políticas y partidarias se van de Radio Nacional pero ese tiempo trabajando allí fue hermoso, siempre agradecida expresa Gabriela. El programa Tarde pero seguro pasó a FM del Pueblo y luego a FM Líder.
Con Lorena Uribe formó una sociedad bastante sólida, formándose en género, cada una por su lado y en distintas áreas. Sostuvieron paralelamente el programa de radio y la web de noticias que finalmente le vendió a su ex socia luego de la pandemia.
Luego vino otro producto: “Parte del aire” y durante este 2023 hizo la mañana en Radio Fueguina.
Siempre se sintió respetada en el ámbito de la radio siendo una de las pocas mujeres en esa época en ocupar ese espacio, pero también eran otras épocas en las que como mujeres no se cuestionaban lo que hoy sí se cuestiona y no se calla. Además, era algo que no se daba cuenta, porque lo que la llevaba a estar en esos espacios eran las ganas de trabajar. Por ejemplo, recuerda Gabriela, si tenía que ir a cubrir la toma de una fábrica, ella laburaba a la par de sus compañeros y compañeras; no sentía que no podía o que no podía llegar a hacer tal nota por ser mujer. Pero después de ser madre vivió una situación en la cual no se le respetó su hora de lactancia y estando embarazada tuvo que trabajar hasta el último día, hace 20 años atrás. Hoy la cosa cambió muchísimo para las mujeres, y no por suerte o por cuestiones del azar; sino por el trabajo que hicieron las mujeres desde sus espacios.
Le hubiera encantado que todo este cambio y el movimiento feminista o de los feminismos en los medios de comunicación, la hubiera atravesado antes, porque la intensidad de los 30años no es la misma que a los 45 años.
Si viajara hacia el pasado y se cruzará con Gabriela, pero con 18 años, a esa Gabriela le diría que confié más, que confié en los latidos que tiene; que son los que te van a ir marcando el camino, por que muchas veces retrocedió por miedo a equivocarse, por tener en cuenta otros factores, tener en cuenta a otras personas, le diría que sea más decidida y que crea mas en lo que está haciendo. A veces uno le da el poder al otro hasta que te das cuenta de que el poder es de uno, y ahí está el verdadero aprendizaje, reflexiona Gabriela.
Se siente muy orgullosa de ser el motor de varias cosas, proyectos que la llenaron de satisfacción, se siente orgullosa del 2015 y de Ni una Menos. Se siente orgullosa de haber generado proyectos laborales, pero el desafío más importante fue la maternidad, porque era algo impensado en su vida. Había priorizado el estudio por sobre formar una familia y tener hijos. Crecer con ellos y hoy verlos nobles, con proyectos, con logros deportivos y personales la enorgullece. “Fui consciente de darles alas y dejarlos volar muy pronto de casa, cada uno se fue del hogar cuando cumplieron 16 años, eso hizo que ser mamá a la distancia fuera una tarea silenciosa, difícil, perdiéndome exámenes y egresos por ejemplo, pero tratando de estar cerca de alguna manera”.
Se identifica como periodista por sobre las demás cosas, le cambió la vida, conoció lugares y personas; y el poder contar historias te pone muy cerca de ciertas personas y muy lejos de otras, y con el efecto cámara entre los hechos y ella, la pone a una distancia suficiente para analizar las cosas en el periodismo, y eso le sirvió mucho para la vida: cuando ve ciertas reacciones de personas, tiene un mecanismo instalado: pone modo cámara y trato de entender lo que le está pasando y por qué reacciona así.
Admira a las mujeres de Río Grande, a las que son de acá y mucho a las que vinieron y enfrentaron y afrontaron esta diversidad increíble desde los paisajes, el clima, las relaciones sociales. Las que vinieron y se animaron a formar sus familias con las particularidades que da vivir en esta ciudad. Considera a las mujeres de acá mujeres muy fuertes, mujeres únicas y diferentes, que se bancan otras adversidades que en otros lugares no: el desarraigo y la lejanía; recién ahora hay contención familiar y tenemos abuelas cerca, para estar y acompañar a hijos y nietos.
Los caminos de destino la llevaron a un proceso de autoconocimiento, involucrando cuerpo y alma, estudiando y capacitándose en la práctica del yoga. “Hace 5 años soy practicante y hace uno que me recibí de profesora lo que me permitió comenzar a dar clases y explorar una nueva manera de vínculos, diferentes, más conectados con el cuerpo y lo que le pasa a las personas desde ese lugar”.
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