Graciela Donoso

Gran luchadora y militante de causas sociales

Graciela nació el 21 de abril de 1959 en la localidad de Caseros, provincia de Buenos Aires. Sus padres Julia Lima y Víctor Donoso, decidieron venir a vivir a Río Grande, llegaron un 4 de diciembre de 1963, Graciela tenía 4 años, sus hermanos que eran mellizos tenían 16.

Su papá vino primero, porque a su tío (hermano de la mamá) le había tocado hacer la colimba acá y se terminó quedando porque además se casó con María Elena Cartagena. Vivían en ese momento sobre calle Laserre frente a ¨Rosamor¨ lo que hoy es OSDE. Cuando su tía es nombrada directora se mudan a la casa de la escuela, en lo que hoy es el gimnasio de la escuela N2.

Su papá y su tío Aldo, tenían un mercado que se llamó ¨Mercado Central¨, no recuerda con exactitud a que altura de calle 9 de julio se encontraba, ya que Graciela era muy chica, pero si tiene fotos. Con el tiempo el papá de Graciela, su tío Aldo y otro señor, cree, de apellido Abat le compran la panadería a San Juan que estaba donde se encontraba ubicado antiguamente el diario ¨El Sureño¨, emprendimiento que termina quedando en manos del papá.

Recuerda que a sus 4 o 5 años jugaba en la plaza Almirante Brown, que no tenía los árboles que tiene ahora, y en las calles de la ciudad que eran todas de barro.

Inicia su escolaridad primaria en la Escuela N 2 Benjamín Zorrilla, con su tía como directora. Ingresa adelantada a primer año con 5 años, pero como oyente, en el año 1964, porque según ella, se aburría en la casa, porque sus primas Patricia y Monica ya estaban escolarizadas. Por esa razón siempre fue la más chica de su división, años después ingresa al Instituto María Auxiliadora. Pero el secundario lo cursó en el Colegio Salesiano Don Bosco. Mochi Leite y Walter Buscemi, aunque ellos eran más grandes, fueron sus amigos. Graciela egresa del secundario en el año 1975.

Su papá trajo motos y karting marca Zanella para vender. Tenía también la panadería y la casa donde estaba el diario El Sureño. Su papá también instaló un galpón donde hizo un criadero de pollos con incubadoras y todo. Y como le gustaba tanto el campo, le alquiló a Don Raful chacra VIII, Raful le daba un lugar para criar chanchos. En el año 1969 la familia de Graciela decide irse a vivir a Mendoza, pero el 20 de abril de 1969 se quema todo, quedando prácticamente en la calle, menos su mamá y ella que ya estaban instaladas en Mendoza. Todo el pueblo de manera solidaria, junto al Batallón se movilizaron para brindarles ayuda y volver a tener de nuevo todo de a poco. Muchas personas colaboraron con ropa, abrigo, colchones, comida, incluso una familia llegó a prestarles una casa. Fue así como a los 49 años su papá tuvo que empezar de cero; vendía loterías en la calle, y a reconstruir todo. Lo del criadero de chanchos seguía por que estaba en la zona de las chacras. Don Raful (la mamá de Graciela lo llamaba San Raful) le dijo al papá: ¨ Víctor usted tiene que quedarse con esa tierra¨; y fue así como le vendió lo que era chacra VIII en ese momento, hoy Barrio Aeropuerto.

Cuando cumplieron 40 años de haber terminado el secundario el grupo que estaba conformado por Ana María Mingorance, María Alejandra Feullade, Magdalena Raquela, Cacho Cobián, Calisto entre más compañeros; realizaron un gran festejo por un nuevo aniversario…. Con una amistad que perdura en el tiempo.

En esa época se reunía con sus compañeros en ¨asaltos¨, las chicas llevaban algo dulce y los varones alguna bebida que no eran alcohólica; eran reuniones en la casa de algún compañero, o a veces se reunían en el quincho del Batallón si tenían algún compañero que vivía en el barrio del BIM, o de la base naval. Graciela y sus compañeros ya tenían contactos incluso en el batallón para hacer lo que ellos denominaban: reuniones dominicales muy sanas, cuenta Graciela entre risas.

Cuando cursaba 4to año de la secundaria, hablaban con Jorge Mallemaci, dueño por ese entonces del boliche Barbarella; él les prestaba el lugar los días domingo, con la concesión de las bebidas (no alcohólicas) para organizar eventos para recaudar dinero para el viaje de egresados. Asistían todos los chicos, incluso los más chicos de la secundaria, porque los eventos los realizaban a la tarde. Y cuando no iban al baile hacían guitarreadas, y con Walter era guitarreada asegurada. Recuerda haber asistido a una sola fiesta de 15 que fue la de Ana María Mingorance en el salón del BIM Nº5. También recuerda los carnavales eran con orquesta en vivo!, la fiesta de la primavera en el Colegio Don Bosco. En el año 1971 cuando Graciela estaba en 1er año con 12 años fue reina del baile de la primavera. Ese año el baile se hizo en el Campamento YPF porque el Colegio Don Bosco todavía no tenía gimnasio.

Graciela tenía como hobbie el estudio. Y al terminar el secundario ya tenía decidido que iba a estudiar la carrera de psicología, en Mendoza, y no en Buenos Aires como quería su mamá; aprovechando que sus dos hermanos ya estaban estudiando ahí. Graciela no quería saber nada de vivir con sus hermanos en Buenos Aires, fue así como finalmente estudió psicología en Mendoza, en la casa de su abuela. Su inicio en la vida universitaria fue en pleno golpe de estado, no tuvo elección en que universidad estudiar, la Universidad de Antropología había cerrado, así que Graciela cursó psicología en la Universidad del Aconcagua; faltando siete materias, dejó la carrera. Estudió el profesorado de inglés, guitarra, piano y comunicación social. Tiene un recuerdo triste referido al golpe: Graciela iba bastante seguido a visitar a sus hermanos a Buenos Aires, y tenía como referencia el edificio de la ESMA, porque sabía que después de eso, viajando en tren seguía la Av. General Paz; y lo toma como un recuerdo triste por que desconocía todo lo que sucedía, recién con el mundial en el año 1978, toma conciencia realmente lo aberrante que fue el golpe.

A través de amigos de la facultad de psicología, conoce a quien hoy es su marido. Recuerda la casa azul, que era un lugar donde se encontraban para charlar, debatir, estudiar, un espacio independiente para encontrarse. Están casados desde el año 1982.

En el año 2001 falleció su hermano Víctor en el lago Lago Fagnano, en ese momento decide volver de Mendoza a Río Grande con 2 de sus hijos, sus dos hijos más grandes se quedaron con el papá.

En el 2002 presenta en la UTN (Universidad Tecnológica Nacional) y al ISPRG la documentación referida a la carrera de psicología y le reconocen todas las materias para el profesorado de Psicología, teniendo que rendir solamente las materias pedagógicas y rindiendo libre las materias de 1ro y 2do, cursando después 3ro y 4to. Recibiéndose de profesora de psicología. De esta manera dictó clases en el CIERG, en el colegio EMEI y en el Colegio Provincial Soberanía Nacional, teniendo un total de 100 estudiantes.

Graciela logra involucrarse con la historia de su papá, y a partir del año 2012 cuando se pone en contacto con el Automóvil Club Río Grande y decide, junto a Carletti organizar el ¨Gran Premio de la Hermandad Histórico¨ en memoria de los pioneros de la carrera del GPH, uno de ellos su padre; que fue el primer presidente de la comisión que organizó la primera y segunda carrera del Gran premio de la Hermandad, en el año 1974 y 1975. El objetivo: rescatar la historia de la carrera y a su padre que fue un verdadero pionero. También se enganchó con las carreras de regularidad después que su hermano le regalara un auto. Son carreras con otra modalidad, con otro objetivo; que no es llegar primero sino cumplir con los objetivos de la carrera. Recuerda acompañar a su papá a la ciudad chilena de Porvenir cuando Graciela tenía 15 años.

Se llama Cantera porque su papá dejaba que sacarán en el terreno tierra y piedra, por eso lleva ese nombre, porque de tanto sacar quedó un pozo. Después vinieron los galpones con las canchas de madera (la joya del complejo), cancha de tenis y el pádel, en el momento del boom de ese deporte. Después de que se resolviera el conflicto que tuvieron allí, y después de varios años, que como repite Graciela le marcaron los dedos, decide con su esposo comprar su parte de Cantera, cosa que le llevó también mucho laburo administrativo y legal. En ese momento deja de dar clases.

Participó en los programas de radio Metamorfosis y Cemento fresco, que llevaba adelante con el CENT 35, donde Graciela estudió la carrera de Comunicación Social.

Se siente muy orgullosa de sus hijos y de sus tres nietos; se siente orgullosa también porque a pesar de haber vivido muchas dificultades, reconoce formar parte de una familia de luchadores, que se ha vuelto a levantar muchas veces, y eso le da mucho orgullo. A nivel personal orgullosa de su militancia, reconocerse en los principios del peronismo y sentirse identificada, orgullosa de sus valores y la gran voluntad que tiene para estudiar y seguir adquiriendo más y más conocimientos. ¨Complejo¨ Canteras es su gran orgullo; después de tantos años es parte de su familia como un hijo más al que tiene que cuidar y ayudar a crecer siempre.

Graciela es una gran participe de la vida social de nuestra ciudad, involucrándose en hechos en que se requiera de una comunidad unida en pos de ayudar a otros. Como lo fue su iniciativa de juntar elementos necesarios (pañuelos, golosinas, cigarrillos, medias y manteca de cacao) para los brigadistas que estaban trabajando en un incendio forestal que afectó la zona centro-sur de la isla en el mes de enero del año 2012.

Si Graciela se cruzará con Graciela en su juventud se aconsejaría mirar más la vida con más perspectivas de futuro.

A las mujeres de Río Grande les diría que, aunque no tengan conciencia feminista, no significa que no lo sean, sino que pertenecen a una generación que siempre difundió la igualdad aun sin saberlo; que es muy importante que se sientan parte de la lucha por ser considerados todos iguales, incluso desde la cotidianeidad de la vida diaria, desde el hogar, desde el lugar de trabajo y que todos somos sujetos de derecho.

¨Río Grande es un lugar hermoso que hay que aprender a quererlo más y valorar todo lo que da, Río Grande se merece un futuro grandioso, donde las mujeres pueden aportar mucho siendo unas grandes protagonistas¨.

Graciela se define a sí misma como una mujer luchadora, perseverante, que siempre tuvo la capacidad de superar todo lo que la vida le ponía a prueba, pero se considera principalmente buena gente.

Siempre se sintió una mujer rebelde que, con el tiempo, logró militar e involucrarse en causas sociales.

A Río Grande, Graciela le diría por su Centenario una frase que decía su mamá: ¨Este Río Grande que tanto crece¨.

Río Grande presenta adversidades y nos pone a prueba, siempre forjando así personas fuertes y eso somos los y las Riograndenses.