Lorena Elisabet ¨Lola¨ Müller
Cuando la educación y la pyme son la sociedad perfecta
Lola nació en Santa Fe capital, el 18 de junio de 1978, sus padres Walter Müller y Gladis Escobar; es la mayor de sus hermanos, y su familia es oriunda de la provincia de Entre Ríos; sus orígenes claramente son litoraleños. Atravesada por el trabajo de su padre que era militar, no tuvo un lugar de residencia fijo. Uno de los destinos que marcó a Lola para el resto de su vida, fue venir Río Grande en el año 1980 y vivir el conflicto del Beagle y después la Guerra de Malvinas. Esto marcó un arraigo muy importante con la ciudad; vivir dos hechos históricos para la provincia y el país, tratándose de dos conflictos bélicos, siendo muy pequeña y transitando pleno jardín de infantes en el IMA (Instituto María Auxiliadora). Recuerda momentos que la sacaban de la escuela por amenaza de bombardeo; que, a pesar de ser chica, las recuerda. Marcando aún más ese arraigo y su identidad fueguina.
Las mujeres de los militares quedaban solas con sus hijos, lo que generaba entre ellas cierta fraternidad. Recuerda que a todos los chicos que vivían en el barrio militar del batallón N 5, los buscaba un colectivo verde que los llevaba y luego buscaba por los distintos colegios donde asistían, y como no existía el celular; cuando llegabas al barrio y no estaba tu mamá, te recibía la mamá de otro de los chicos del barrio.
Recuerda entonces de niña atravesar por un montón de emociones; el miedo, la incertidumbre; por ejemplo, desde la maestra en el colegio que lloraba, la mamá que recibía a los chicos del colectivo en el barrio, o la vecina que iba a buscar a sus hijos a la casa de Lola o buscarla en la casa de otra mamá. Pero no logró tomar conciencia que el verdadero peligro de vida lo corría su papá. Pero si recuerda la soledad de las mujeres y la valentía de salir adelante solas, trabajar, ocuparse de los hijos.
Hasta ese momento ella era hija única y la convivencia solo fue con su madre; ya que su papá al ser marinero y no estaba en su casa. Por esos años la mamá ingresó a trabajar a una fábrica; las mismas fábricas salían a buscar personas que quisieran trabajar, faltaba mano de obra.
En el año 1983 la familia vuelve a ser trasladada a Puerto Belgrano, y allí termina la escuela primaria y parte de la secundaria, y su papá vuelve a ser trasladado a Río Grande en el año 1995, el año de la gran nevada; fue como una readaptación de la familia al lugar. Para ese entonces Lola ya siente que pertenece a esta ciudad y que de acá es ella; sintió como un renacer.
Por ese entonces a nivel educativo y por la ley de educación de esos años que descentralizaba todo, cada provincia tenía orientaciones distintas; la única escuela secundaria en la que podía continuar era el JIF (Juvenil Instituto Fueguino). Siendo Lola primer promoción de secundario de dicho colegio.
Reconoce a Río Grande como una ciudad que cobija; con muchas familias solas, que vinieron buscando un futuro mejor y terminando, haciendo vínculos fuertes; al no tener familia acá, los amigos eran como primos, los papás de los amigos eran como tíos.
Después del secundario, Lola fue a Corrientes a estudiar la carrera de medicina, la cual no finaliza y regresa a la ciudad. Trabajó en supermercado La Anónima durante 15 años realizando diferentes tareas dentro de esa empresa. Tiene a su primer hijo, y a los dos años fue mamá por segunda vez. Reconoce la falta de educación sexual para los adolescentes y el tabú que significaba hablar de períodos menstruales y métodos anticonceptivos; no solo en su propia casa con una madre criada en el campo y un padre militar; sino de toda la sociedad. Cuando hoy conversa con sus hijos sobre estos temas, le cuestionan diciendo; ¨ ¿pero no tenías una amiga?¨ a lo que Lola le responde: ¨tu amiga tampoco hablaba sobre el tema¨. Resaltando que los jóvenes de hoy no logran entender como los jóvenes ¨de antes¨ no hablaban de esos temas.
Su sueño siempre fue seguir estudiando, pero siendo madre soltera, con dos hijos, y trabajando; ese proyecto le fue imposible. Pero se haría realidad, años más tarde.
Luego Lola se casa, y tiene una hija, pero la relación llega a su fin debido a sufrir violencia de género (situación que considera muy difícil de contar y de la que pudo sobrevivir) Su asignatura pendiente seguía siendo estudiar, no sabía muy bien qué, pero si sabía que iba a estudiar; pero se encontraba otra vez sola con 3 hijos.
La vida le presentó a Javier hace 18 años; formando juntos, una familia ensamblada. Y a partir de ahora en adelante Lola vio que el sueño de poder estudiar había llegado. Fue así como en el año 2010 empezó a cursar en el IPES, siendo la primera en recibirse de Profesora de Lengua y Literatura. En el año 2011 ya había tomado horas cátedras y trabajó en simultaneo en el supermercado La Anónima y en el estado dando clases. Después de recibirse sigue estudiando, esta vez en la UNTDF la licenciatura en Gestión Educativa. Se encontró transitando los pasillos de la universidad, los mismos pasillos que transitaba cuando tenía 3 o 4 años y vivía en el batallón de infantería de marina; pero ahora se trataba sobre los derechos y como espacio político, y pensando que pudo no haber llegado a estar ahí, pensando en la historia y en el reclamo del territorio. Lola se preguntaba que le quería mostrar la vida, poniéndola en el mismo lugar 30 años después: ¨mi propia historia se me paró adelante diciéndome, tenés que agradecer de llegar estar acá y poder estudiar, y tener la oportunidad de poder seguir formándote¨. Y el poder acceder al derecho a la educación, el derecho a reclamar, a opinar a ocupar espacios; como educadora, como estudiante, como mujer; compartiendo el espacio de la universidad también con compañeros de trabajo que recorren esos pasillos. Todas historias que te atraviesan, por el corazón, por los recuerdos: por cuantas cosas pasa una persona para llegar a donde esta.
El proyecto de tener una fábrica propia surgió de su pareja Javier, así nace chacinados San Andrés; es su proyecto en común. Cuando Lola comienza a estudiar Javier fue su apoyo incondicional; con la fábrica Lola fue la gran mujer detrás de ese hombre. No tiene fecha exacta de nacimiento, por que comenzó elaborando productos que a ellos les gustaba compartiendo con los amigos, la familia y personas más cercanas. Fue así como alquilan un local y lo acondicionan para iniciar ¨San Andrés¨. Mientras su pareja se encarga de la producción de chorizos, Lola es la encargada de todo el trabajo administrativo (pagos, proveedores, atención al cliente...), poniéndose otra vez el gran desafió de aprender y de formarse en algo que nada tenía que ver con la lengua y la literatura y sí con la administración de empresas.
Llegó la expansión de las ventas y el de darse a conocer, y con ello llegaron los reconocimientos, los premios, los viajes y más capacitaciones. Se transformo de un hobbie en su vida a la actividad principal. Es una pasión que es compartida. Además, han brindado talleres de formación laboral relacionados a la actividad.
En el año 2016 fueron invitados por primera vez a la Exposición Rural en Palermo, provincia de Buenos Aires; a una exposición de gastronomía que se llama ¨Caminos y sabores¨, ya que San Andrés posee el sello de calidad de los productos. En el año 2018 Tierra del Fuego vuelve a ser representada por chacinados San Andrés en otra edición de la Exposición Rural, donde están presente lo más representativo de cada provincia de todo el país. Mostrando que en nuestra provincia no solo se hacen televisores o que no solo existe Ushuaia con el turismo, dando a conocer que Rio Grande también a través de sus productos representa a nuestra Tierra del Fuego.
También las Cámaras de Comercio de Ushuaia y Rio Grande distinguieron a Lola como la empresaria del año y la postularon al premio Mujer Empresaria MECAME 2021.
El 26 de febrero del 2021 en el Museo Municipal ‘Virginia Choquintel’ se premió a Lola en la categoría ¨Emprendimiento Sustentable¨ con chacinados San Andrés.
En el año 2021 en la ciudad de Ushuaia recibió el reconocimiento la Mujer Empresaria Provincial, otorgado por la CAME (Cámara Argentina de la Mediana Empresa). Lola fue elegida junto a otras 5 mujeres para representar a Tierra del Fuego en la instancia nacional, donde la MECAME y el Senado de la Nación elegían a la Mujer Empresaria. Este evento fue impulsado por las cámaras de comercio de Río Grande, Ushuaia y Tolhuin; acompañado por el Municipio de Río Grande, a través de la Secretaría de la Mujer, Género y Diversidad. En esta primera edición participaron 73 mujeres de toda la provincia.
También en noviembre del año 2021 fue reconocida por su labor como empresaria a través de la Secretaría de la mujer del Municipio de Río Grande con el reconocimiento Virginia Choquintel.
En el 2023 recibió en la ciudad de Río Grande a través de la Cámara de Comercio el reconocimiento a la trayectoria por cumplirse 10 años de su Pyme. Reconocimiento que la llena de emoción porque San Andrés es una pyme que demanda mucho trabajo.
Su pasión está dividida en dos partes; por un lado, la educación que es algo que no piensa dejar, aunque sean las once de la noche y este imprimiendo cosas que no sabe si es de la escuela o de la empresa. Y entre risas Lola comenta: ¨a veces pienso que tengo que elegir entre una cosa o la otra, y me digo no, y es ahí cuando se termina la discusión conmigo misma¨. Se encuentra en ocasiones leyendo una novela, o un informe de un alumno, o disposiciones del senasa o está leyendo la historia del jamón en España; y en la computadora en una clase virtual o curso de bromatología.
En un principio su materia prima fue la carne de cerdo y de vaca, empezaron a hacer pruebas, también pensando en un producto que tuviera una identidad fueguina. Hasta ese entonces no existía antecedentes de agregar valor a la carne ovina, salvo en las carnes para asar. El producto que los representa es el salame de cordero y jamón de cordero. Buscando siempre la impronta del fueguino y aunque no sea una especia autóctona tiene que ver con la historia de esta tierra.
El mercado en Ushuaia es su principal fuente de trabajo, con el desarrollo del turismo, ya que los visitantes piden probar productos de la provincia. Durante la pandemia no les fue fácil; fueron testigos que todos los días cerraban pymes, y teniendo en cuenta que no hubo turismo durante ese año; que era su principal fuente de demanda. Tienen como proveedores las estancias de la zona, la Misión Salesiana, y al poseer la patente de faena pueden comprar a cualquier productor. A través de una entrevista al Canal Rural, les confirmaron que chacinados San Andrés son únicos en la Patagonia
Su vida siempre fue un desafío y un reto, por eso, aunque la industria de la carne sea un espacio ocupado mayormente de hombres, no ha sido impedimento a que Lola se desenvuelva con total comodidad; desde descargar camiones, descargar animales, pagar a proveedores, contratar los camiones etc.
Lola se siente orgullosa de sus hijos, entre la docencia y la pyme; mirar a sus hijos es algo que la llena de orgullo; como mujer, el poder enfrentar los miedos y desafíos para salir adelante, poder tirarse a la pileta de la incertidumbre, eso le da orgullo, que a pesar del miedo se tiró a la pileta. Su vida ha sido un gran desafío.
La pyme también la llena de satisfacción por que va de la mano de aprender, y más por vivir en un país que hay que estar haciéndole frente a un montón de dificultades constantemente.
Si volviera al pasado y se cruzara con Lola, pero con 18 años le diría que su lugar definitivo de residencia será Río Grande, que no va a ser fácil pero que acá va a encontrar sus pasiones: su trabajo, su familia, buenos amigos, y que la balanza se iba a equilibrar; entre los desafíos y la recompensa de cumplir los objetivos.
A las mujeres de Río Grande les diría que se animen, que hay cosas que parecen imposibles, pero si miramos a las mujeres pioneras o a las originarias para ellas nada fue fácil, y en esta tierra vale la pena darlo todo, y que las cosas de más esfuerzo y que más te demandan es por algo, y en el lugar donde una sea feliz ese es el rumbo de tu vida, eso es lo que tiene que motivar para salir adelante.
A Río Grande le diría gracias, por lo bueno y por lo malo; gracias por ser ese abanico de provincias que nos permitió vivir, crecer y desarrollarnos acá. Gracias por su gente, que recibe a personas de otras provincias para brindarle nuevas oportunidades.
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