Margarita Angélica Maldonado
Mujer Selknam. Transmisora cultural viviente
Naa Elesken -Margarita Angélica Maldonado
Margarita nació en Río Grande el 16 de enero del año 1956, en el hospital del Batallón de infantería N 5, es la octava de diez hermanos. Toda su infancia fue en Río Grande; su escolaridad primaria la transitó en el Colegio María Auxiliadora, y la secundaria la terminó ya de mayor; recuerda que los inviernos eran muy crudos por aquellas épocas y que cuando se trasladaba al colegio todo era hielo y como no había veredas era caminar siempre sobre el hielo; y si el día era de viento muy fuerte tenía que ir caminando agarrada de los cercos. No tenía mucho abrigo, pero siempre llevaba una muda de ropa en una bolsa para cambiarse cuando llegaba a la escuela.
En la casa donde vivía con su familia, tenían que buscar agua en la esquina; con un palo entre dos latas de aceite; quedaba cerca de la familia Caicheo. Su mamá lavaba overoles a las empresas petroleras, y por eso tenían que ir a buscar agua; ella la calentaba en las latas. En otras oportunidades, rompían el hielo o derretían la nieve para tomar agua.
Con Angela Loij salían a buscar huevos. Jugaban a hacer tortas de barro, con flores de margarita. Fue una infancia con mucho amor y felicidad.
Angela Loij era muy amiga de la mamá de Margarita por que se conocieron en la Misión Salesiana. Cuando Angela estuvo en pareja y se fue a vivir al campo, cada vez que venia a la ciudad paraba en la casa de la mamá de Margarita. En oportunidades Angela cuidaba a Margarita cuando su mamá salía a trabajar.
No se daba cuenta de lo difícil y hostil del clima por esas épocas, por que todo era como parte de un juego.
Vivían en zona urbana, pero era como vivir en el campo: ¡tenían su propia huerta, todo fresco!
Margarita dice que añora esos días de libertad y solidaridad de los vecinos, muy común en esa época ayudarse entre vecinos. Cuando Margarita se quedaba sola con sus hermanas dos vecinas las cuidaban y ayudaban: Doña Sara Almonacid de Márquez y Doña Julia Almonacid de Avendaño.
En el colegio eran 45 compañeras y nadie hacía diferencia de clase. Las salidas eran a Fagiolli, La piojera (ahí, iban a bailar los grandes). El Bar-confitería Roca era el lugar donde siempre pasaban el día o la tarde; compraban una Coca-Cola y la compartían entre todos.
Garibaldi, fue testigo del nacimiento de una sobrina en la casa de su mamá, que había nacido arriba de la mesa.
Si tuviera que repetir cada parte de su vida sería el nacimiento de sus hijos. Ama a su familia, sus hijos su gran pilar.
Trabajó en varios lugares como empleada doméstica, cuidadora de niños, vendedora de ropa, tiendas, peluquerías y como secretaria.
Llega un punto de su vida que Margarita empieza a tomar conciencia que esta entre dos mundos. Redescubre la historia de sus ancestros y empieza a interesarse más por su pasado y sus raíces.
Su mamá hablaba la lengua Selknam, era hija de una india ona.
Las monjas le sacaron su lengua materna, pero siempre las amó por que le dieron un hogar y la cuidaron como a una hija.
Hay huellas de mujer selknam sobre la historia de su mamá.
En la Estancia Viamonte la mamá de Margarita fue cuidada por Rupatini, y en el puesto Entre Ríos por una mujer Selknam llamada Matilde, también estuvo viviendo en Punta Arenas (Chile)
El abuelo de Margarita trabajaba para cubrir los gastos de su mamá, no estuvieron gratis en la Misión.
Logró un espacio cultural, las instalaciones del antiguo correo de la ciudad que fueron cedidas para convertirse en lo que hoy ostenta en nombre de «Comunidad Indígena Rafaela Ishton» (llamada CIRI). Fue Junto a su hermano Rubén y un abogado formaron la Comunidad Rafaela Ishton, y junto a Marcelo Romero, que era senador por el MoPof (partido político Movimiento Popular Fueguino) trabajaron para regular los papeles y carpetas, para recuperar el edificio que esta ubicado frente al hospital. Hubo muchos reclamos por el lugar, y lo terminada ganando la Comunidad a través de una ley. El 50 % del terreno pertenece al antiguo I.P.A.U.S.S. y el otro 50% le pertenece a la Comunidad. También lograron recuperar las tierras de la reserva.
Se trabajo día a día para que la ciudad aprendiera sobre la cultura y la identidad Selknam. Con mucho sacrificio, sin mendigar nada. Margarita durante este trabajo, lloró, se deprimió, sufrió, pero siente que salió fortalecida.
La sangre que corre por nuestras venas es Selknam. Que su paso por acá no muera en el olvido- repite Margarita.
Con su hermano Rubén logra un trabajo importante con los cursos y talleres de cestería Selknam; promoviendo parte de la historia autóctona.
Escribió algunas obras literarias reconocidas en todas las bibliotecas del mundo. Trabajó y trabaja en talleres de los S.U.M. barriales.
Coordinó y participó de múltiples seminarios y actividades culturales, en fechas conmemorativas como, por ejemplo: 19 de abril Día del Indio Americano, Año Nuevo Aborigen, 2 de agosto fiesta de la Pachamama, 5 de septiembre Día Internacional de la Mujer originaria, 11 de octubre Día de la Diversidad Cultural, 25 de noviembre Día del Genocidio Selknam; solo por citar algunas.
También dicta charlas educativas, entrevistas y presentaciones de la 1era., 2da. Y 3era edición del libro de su autoría: Entre Dos Mundos, así como de otras actividades con pueblos originarios, a nivel nacional e internacional.
Su sueño es que uno de sus hijos o nietos tomen las posta para poder continuar difundiendo la cultura y orígenes de su familia.
Se siente orgullosa de haber tenido la madre que tuvo, cumpliendo ambos roles, se siente orgullosa de la familia que conformó y el poder dejar su huella. Su mamá tuvo una historia dura y vaya que la tuvo, pero a pesar de los nos toque, no hay que avergonzarse de pedir ayuda. Conserva el recuerdo de esos besos antes de dormir, esos besos de su madre.
Hay dolores en la vida que pueden venir a golpearnos, a sacudirnos un poco el mundo, pero ahí es donde podés elegir ser una luchadora, esa fuerza de mujer….
A las mujeres de Río Grande les diría; que, a las nativas, que construyan su historia y su identidad y que glorifiquen la historia de sus abuelos y abuelas, para saber de dónde vienen y hacia donde van. Y a las mujeres en general que cuiden a sus hijos, nietos, cuiden el hogar, el sentarse en la mesa, apagar la tele, el celular, hablar más, mirarse a los ojos, conversemos, no perdamos los sentimientos que surgen de una charla con los seres amados.
Les diría también a las mujeres, escucha a tu madre, escuchala.
Nacimos para luchar, para conquistar el mundo, podemos hacer lo que nos propongamos, por que podemos.
A Río Grande, su tierra, donde nació, creció, vivió y donde va a morir…su viento, el mar, los bosques, la nieve…… Ama su Río Grande…ese que está en su iris y su corazón…. El que no está tapado por edificios…al Río Grande de casitas bajas y calles de barro…donde todavía se podían mirar con el de al lado. A Río Grande hay que amarlo desde sus raíces, desde el sentir de la tierra, expresa Margarita.
Se define como una mujer loca, rallada, le gustan las nuevas experiencias, investigar, insistente, perseverante y luchadora.
“En estos 36 años de caminar la huella Selknam se lo debo al acompañamiento de mi esposo y compañero de este nuevo mundo, el renacimiento de mis raíces Pedro Epifanio Cárcamo “El Pepe”, y mis hijos, nietos, familias y alumnas, por que sin las alumnas los talleres de cestería no funcionarían.”
Ver página de Margarita Angélica Maldonado