María Elena Delgado
Una madre que nunca va a dejar de buscar a su hija
Existe una línea telefónica exclusiva del caso Sofía Herrera (0800-222-7634) y un sitio web (www.sofiaherrera.com.ar) para que las personas puedan suministrar cualquier tipo de información sobre adolescentes parecidos a Sofía.
Nació en Sarmiento, localidad que queda a 156 km de Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut. Su familia paterna está compuesta por seis hermanos, dos de los cuales se quedaron en Sarmiento, otros cuatro viven en Caleta Olivia. A los 7 años se fue con su mamá a vivir a Caleta Olivia. Reconoce que era una adolescente rebelde cuando asistía a la escuela N 14 de la misma ciudad. No le gustaba ir a clase, en cambio si le gustaba salir a bailar con amigas. Muchas con las que todavía tiene relación. Hasta los 24 años vivió en Caleta Olivia, no había problemas de inseguridad, era realmente una ciudad tranquila al igual que Río Grande.
María Elena, llegó a Río Grande en el año 1994 con una amiga, buscando un mejor futuro. Empezó a trabajar en un supermercado barrial, luego en un supermercado de la construcción, también fue niñera. Y en 1996 conoce a quien es su marido, Fabián Herrera.
En 1998 la familia compra una casa en el barrio textil, donde viven actualmente, y se casan en el 99, con la idea de formar una familia.
María Elena tiene otro hijo que se llama Cristian que vive en Caleta Olivia. Él estuvo al cuidado de sus abuelos; y a pesar de la distancia, la comunicación siempre ha sido muy fluida. Su hijo ha venido casi todos los años a Río Grande para compartir con su mamá y su familia. Además ha dado la alegría de una nieta que hoy tiene 2 años. Algo que la llena de felicidad a María Elena.
Diferentes estudios médicos, le habían indicado que le sería difícil concebir hijos. Eso la llevó a someterse a diversos tratamientos de fertilidad. Durante ese tiempo, tuvieron que removerle una de las trompas falopio, después de un embarazo. Llegó el milagro y quedó embarazada, después de casi una década nace su hija Sofía, el 30 de diciembre del 2004. Cuando Sofía cumplió 3 años lo festejaron en Río Grande, y después viajaron a Caleta Olivia para pasar Año Nuevo. También, recuerda, viajaban seguido a Córdoba, donde está la familia de su marido.
Durante su vida adulta, María Elena se capacitó como maquilladora, manicura, y trabajaba en eventos de fin de año.
La desaparición de su hija, Sofía Herrera, cambió radicalmente la vida de toda la familia.
El domingo 28 de septiembre de 2008, Sofía pasaba la tarde en familia en un camping en las afueras de Río Grande, ubicado sobre la ruta nacional N 3, en la provincia de Tierra del Fuego. Sofía se separó unos instantes de sus padres y desde entonces nadie volvió a verla. En ese momento tenía 3 años.
“Nunca imaginé que algo así podía pasar, y menos pasarnos a nosotros. En Tierra del Fuego, era impensado que algo así pasara en nuestra provincia”, expresa.
En ese tiempo, nació Giuliana, la segunda hija de la familia. Fue una alegría inmensa en medio de tanta tristeza: “Mi vida estaba dedicada a la búsqueda Sofi”, reconoce. Pero es Giuliana hoy quien es el motivo de vivir y el motor de Maria Elena junto con la búsqueda de Sofía.
Un año antes, había desaparecido Madelyn, y María Elena recuerda que siempre pensaba que, si le pasa algo así, se moriría. Recordemos que Madelyn Beth McCann desapareció de su cama en la noche del 3 de mayo de 2007 en un apartamento de vacaciones en un centro turístico de Praia da Luz, en la región de Algarve, Portugal.
“Juan Carr, y mucha gente nos escribió y se interesó por lo que le pasaba a nuestra familia”, cuenta.
Y continúa: “Mi primera reacción al enterarme, fue buscar de manera desesperada. En el camping no había señal para teléfonos celulares, el cuidador del camping usó su Handy, y con eso, se comunicó con Río Grande”.
Toda la familia tuvo que adaptarse a las nuevas tecnologías y empezar a familiarizarse con las redes sociales para iniciar la búsqueda también por allí, invertir dinero y conseguir una computadora, para la búsqueda de Sofía.
En esa época, no se había masificado tanto el uso de las redes sociales. La gente salía a empapelar la ciudad. Y ella sentía que estaba en shock. Aún hoy, asegura que tiene flashes de memoria, en los que a veces recuerda algunas cosas. “La primera marcha, fueron más de 4000 mil personas”, remarca.
Como mamá, decidió empezar a buscar por su cuenta: a los 17 días de la desaparición, Elena viajó a Buenos Aires con una amiga. Estaba lleno de periodistas esperándola para entrevistarla. Se mareaba, sentía mucha vergüenza, se sentía ahogada, y nunca se sintió preparada…. Iba a lugares a reunirse sin saber bien qué estaba haciendo… “Yo solo sentía que tenía que buscar a mi hija a través de los medios de comunicación nacionales”, expresa.
Así, inicia una búsqueda personal, en paralelo con lo que hacía la Justicia.
“Al comienzo la policía hizo lo que pudo… nadie estaba preparado para eso…. Yo sé que el Juez López realmente puso su corazón en la búsqueda, pero mucha gente sigue con su vida, y se fue de la causa. Hasta el juez cambió también”, sostiene.
Los allegados, los vecinos fueron siempre buenos con ella y su familia. Sus hermanos los ayudaron económicamente, aunque siempre vivieron del trabajo de su marido. Nunca, recalca, pidieron ayuda del estado.
Y hoy en día, sigue siempre pendiente de nuevas noticias e información sobre su hija desaparecida. En eso, los medios nacionales la ayudaron bastante, y la siguen ayudando siempre.
El 28 de diciembre del año pasado, se publicó una nueva actualización del rostro de Sofía, “Eso se viraliza siempre”, dice agradecida.
Aunque el apoyo de la familia y los amigos siempre está. A Sofi la extrañan todos los días. Sus cosas continúan en el mismo lugar. Su ropa, sus juguetes: “Siempre está presente, no queremos perder la esperanza, la vamos a seguir buscando”, asegura.
Elena, se reunió con familiares de Huirimilla, con la familia de María Cash, de Fernanda Aguirre, de Julio López, y otras familias que tienen alguno de sus integrantes desaparecidos. La búsqueda no se detiene, continua, como la esperanza de encontrarlos.