Nelia Teresa ¨Nelly¨ España

Una mujer todo terreno

Nelly nació en Río Grande. De niña vivió en una casa entre calles Fagnano y Obligado, era la última casa; después de ahí, todo era pampa y río; en la bocacalle había una montaña gigante y todos los chicos del barrio iban a jugar ahí. Como no estaba urbanizado ese sector, cuando se hacía de noche vivían en la oscuridad total; tenían agua potable, pero tenían que ir a buscarla a una canilla que estaba por calle Bilbao; la mamá de Nelly (era su abuela, pero Nelly le dice mamá por que fue ella la que le enseñó todo y la crio) tenía tambores, no recuerda de que material eran, pero eran muy gruesos; ahí juntaban el agua; era todo como una terapia. En su casa tenían la cocina a leña: arriba siempre una olla grandota con agua caliente, lista por cualquier ocasión, pero antes tenían que ir a picar el hielo; usaban una punta y una masa, cortaban el hielo y el pedazo de hielo lo metían en la olla; ese era su trabajo junto a su mamá. Eran las dos sola; Nelly y su mamá.

Cursó su escolaridad primaria en el Instituto María Auxiliadora hasta 4to grado; que mediante un examen que aprobó, ingresa a 4to grado en la escuela N2. Recuerda que en el Instituto María Auxiliadora usaba guardapolvo blanco, que la mamá se lo dejaba almidonado, atrás le hacía un moño; el tema era intentar que el moño no se arrugue y que quede perfecto, además debía durarle el guardapolvo limpio una semana!!!, para eso la mamá le mandaba en el portafolio un trapito para limpiar la mesa y el asiento para no marcar ni manchar el guardapolvo; por las noches lustraba los zapatos y el portafolio, y preparaba todo, por ejemplo, al portafolio que era de cuero lo impermeabilizaba calentando cera, lo dejaba debajo de la estufa para que secara y después de eso, le pasaba pomada y al final el brillo. Ya en la escuela N2 no usaba uniforme, era más relajado; podía utilizar zapatillas y ropa más cómoda como pantalones tejidos de lana en el invierno. La mamá de Nelly siempre se encargó de que ella fuera a la escuela bien peinada, Nelly tenía el pelo muy largo y recuerda entre risas que su mamá le hacía un peinado tan tirante hacia atrás que los ojos le quedaban como un chinito. Después continúo el secundario en el Colegio Don Bosco, igual era lo único que había- comenta Nelly, porque la Misión Salesiana era solo para varones y eran pupilos. Solo cursó hasta 1er año, ya que su mamá se enfermó; estuvo internada por tres meses hasta que la operaron. La mamá biológica viene de Comodoro Rivadavia, en donde residía, porque Nelly aún era menor y debía, además, firmar autorizaciones respecto de la mamá que permanecía internada.

Tenía dos opciones estudiar o trabajar; trabajar no le costaba nada porque ella ya lo hacía desde niña. Fue así como comenzó a ayudar a una señora que estaba de encargada en la pensión que tenía su mamá, aprendió a cocinar y con tan solo 13 años cocinaba para 14 personas, también pasaba la virutilla en los pisos de madera, pasaba el chancho (aparato que removía la cera vieja y la levantaba), en su casa tenía trinches que su mamá también le hacía limpiar, una especie de estantes vidriados bajos llenos de chiches, Nelly tenía que limpiarlos todos y dejar los vidrios impecables, y si la mamá notaba que en algún lado no había limpiado le hacía limpiar todo de nuevo. También se encargaba del planchado, con plancha de hierro que se calentaba en la estufa; siempre planchar con un trapito húmedo al lado para poner arriba de las prendas.

Su mamá se recupera a los meses, y juntas con mucho trabajo y sacrificio llevan adelante su vida. Como muchas mujeres en esa época que criaban a sus hijos solas o con sus esposos.

Con un poco más de 13 años Nelly hacía los quehaceres en la casa, se encargaba de las compras; también cargaba baldes, iba a buscar agua y picaba leña. además, ingresa a trabajar en una fábrica textil, porque ella sentía que debía cumplir con el lema ¨si no estudias, tenés que trabajar¨.

Su abuelo murió cuando ella tenía 2 años, le recuerda en fotos y en el relato de su abuela que contaba sobre él. Se crecieron las dos solas con su mamá. Recuerda que jamás vio mal a su mamá o cansada o angustiada por algo. Si algo no podía hacerlo estaba Nelly para ayudarla o al revés.

En la fábrica llego a ser supervisora, atendía las maquinas, las armaba hasta llegó a armarlas y a hacerle el mantenimiento sola.

La fascinación por los autos también fue gracias a su mamá, a raíz de una operación a corazón que le tuvieron que hacer, Nelly hace una promesa, que, si se recuperaba su mamá, ella iba a correr por primera vez el ¨Gran premio de la hermandad¨, no la había corrido nunca, pero siempre la iban a ver y se había propuesto que no sabía cómo, pero iba a correrla a cualquier precio. La mamá vuelve como ¨una diosa¨ así que se puso en campaña, decidida a usar su auto de calle, que era un Tico, a prepararlo para la carrera. Empezó desarmando su auto, y como a su mamá la devolvieron sana de la operación, ella usó el mismo lema ¨corro la carrera y vuelvo sana también¨. Mientras el auto no estuvo listo, nadie sabía de la carrera, recién hasta que estuviera listo; para ese entonces su auto lo describe como una nave espacial, doble comando, el agua, cuentas vueltas, corta corriente, la butaca…lleno de cosas, debía además dar su primera vuelta para medir pedales y cinturón en óptimas condiciones. Cuando se sentó dijo: Diosito yo te hice una promesa, pero vos va a tener que estar al lado mío en esta. Después de probar todo, quedaba anotarse. El auto estuvo en exhibición en una rampa, y recuerda fue una locura; porque le hacían entrevistas correr la carrera siendo mujer.

Nelly corrió once carreras de la Hermandad de manera consecutiva. La primero fue para cumplir la promesa, carrera que no terminó en el primer tramo, por una tuerca del cigüeñal flojo, donde terminó explotando el motor. Lo que lloramos- recuerda Nelly. Pero al otro día largó con todo, y fue el entusiasmo de todos. Una anécdota de su primera carrera fue que a la altura de Estancia Flamencos se encontró con 67 autos encajados, su esposo que hacía de copiloto de Nelly le dice: ¨Nelly acá la única manera de pasar es a campo abierto, pégate contra el alambrado y dale por arriba de las matas¨. El Tico de Nelly parecía un tractorcito; no andaba a mucha velocidad de más, pero si andaba por cualquier lado.

Viene el recuerdo también de una gorra; Nelly siempre llevaba a las carreras gorras para regalar, hubo una firmada que estaba dedicada a su marido, pero llegado el momento de tirar las gorras por la ventana en la entrada de Flamenco, la gorra dedicada se fue a manos de un espectador. Años después se presenta el espectador que aun conserva como recuerdo, la gorra firmada por Nelly, que decía con cariño, Nelly¨.

Hubo años que fueron bravísimos y muy difíciles por el clima, el agua, el barro, la nieve, la escarcha; la parte de Chile la ruta en verano es transitable, pero en invierno que es cuando se hace la carrera se hace mucho barro y lodo, en plena carrera, encontrarse autos enterrados: por ejemplo, la curva de Santana era todo hielo, la técnica para pasarla es montarse arriba del huellón para que no se rompa las ruedas, el hielo es como un cuchillo.

Una frase que repetía en las carreras era: ¨Diosito mío que vos permitiste que ande estos caminos, no permitas que yo me quede en esta parte, por favor no me dejes acá¨

En una carrera en una bajada vivió junto a su copiloto un hecho bastante inusual, se les apareció un hombre que cuando Nelly se percató de su presencia al observarlo detenidamente le pareció que no tocaba el piso; de pinta en blanco, botas tipo texanas impecables que hasta parecía que brillaban en medio del barro, bombacha de gaucho con las pinzas planchadas a la perfección, camisa blanca como la nieve, con un peinado bien cortito y pegado como si tuviera gomina, una pinturita el señor; que apareció para ayudarlos a empujar, sacando el auto de donde estaba y dándoles un tremendo envión que hasta los hizo pasar algunos autos. Recuerda el diálogo que tuvo con ese señor; él les decía: ¨que mal lo de su compatriota, súbanse que yo los voy a empujar, pero átense primero¨. Ellos se subieron y al mirar hacia atrás la persona como si nunca hubiera existido

En sus comienzos en el rally no era raro encontrar en el auto algún pañal, mientras su marido le veía el auto Nelly le cambiaba los pañales o le daba la teta a su bebé.

11 años consecutivos corrió el gran premio de la hermandad Argentino-Chileno. Obtuvo premio al esfuerzo en el año 2008, en el 56 rally obtuvo el 3er puesto en el año 2005, recibió distinción al ¨verdadero espíritu deportivo¨¨Juan Vicic¨ Gran Premio de la Hermandad agosto 2005,

Se probó en las carreras de APITUR (que es rally) y le encantó, corriendo siempre con el Tico, que para entonces tenía el apodo de ¨El legendario¨. Se pegó varios palos. El Gran premio de la Hermandad no se lo perdía por nada. En una oportunidad fue invitada al primer rally en Porvenir, quedando en 3er lugar. También se probó en pista, pero rompió dos motores, reconociendo además que el rally le gusta más.

Formó parte varios años de la carrera Mujeres Fueguinas, recuerda que fue una experiencia hermosa, Nelly tenía la función banderillera y encargada de las banderilleras; sin correrla porque no tenía auto, pero siempre formando parte del mundo tuerca.

No se considera una corredora, se considera una valiente, se sentía como una kamikaze y jamás tuvo miedo. Nelly no salía a ganarle nada, si se daba, se daba. Y dentro de las carreras no había prioridad por ser mujer. Conserva y aun con barro las hojas de ruta de todas sus carreras, como recortes de diarios, invitaciones de fiestas.

La última carrera en el año 2011 la corrió con su hija Abril de navegante con tan solo 12 años, en la ciudad de Porvenir. Situación que se hizo popular por que hasta ese entonces no existía tripulante de tan poca edad. Fue así como la Fundación Favaloro le hace entrega de todo el equipo para correr, nunca le llegó, aunque saben que las intenciones estuvieron.