Susana Cecilia Soto

Una mujer que la vida la hizo fuerte

Nació en Río Grande el 12 de abril de 1958, sus padres eran María Gallegos y Francisco Soto, sus hermanos Jorge, Elizabet, Fabián y Chicho. Susana se crio con su madrina desde casi los 2 años y vivían en una casa que se le decía ¨la media agüita¨, porque era dos piezas. Siempre vivió en Río Grande. Jugaba afuera con sus vecinos del barrio ¨con lo que había¨, tenían como entretenimiento meterse a un tanque todo oxidado; jugaban con tierra y piedras. En invierno con las calles congeladas de punta a punta; la diversión era andar en trineo, también iban a una laguna donde hoy es el comedor de la Escuela N2, no tuvo patines de hielo -pero como vivía en el piso más que patinar ¨potinaba¨-. Las casas, no sabe porque, se hacían en el fondo de los terrenos, y cuando nevaba, tenían que barrer la nieve hasta la vereda para poder salir. Estudió la primaria en el Instituto María Auxiliadora, donde estuvo de pupila por 6 meses, y el secundario en el Colegio Don Bosco. Sus actividades las hacía con sus vecinas, compañeras de colegio: ir a exploradores, misas y procesiones, en las obras de teatro, participó de todas; se enganchaba en todas las propuestas que la escuela le brindaba. De adolescente el deporte que practicó fue pelota al cesto, y en el primer partido cuando viajaron representando al Colegio Don Bosco a Córdoba, la echaron (prefirió no relatar los motivos).

Susana y su familia siempre vivieron en el centro de la ciudad. De vecinos tuvo a la familia Sevillano, la rotisería ¨Patricia¨, las chicas del Tío, amiga de ¨Pajarito¨ Fiori, Teresita Chioca (compañera de estudio). En esa época no se esperaba terminar el secundario para empezar a trabajar; ya lo hacían estando en la secundaria, o te mandaban o te incitaban a hacerlo, cuidando niños, en un quiosco. Susana empezó a trabajar en una rotisería que quedaba enfrente de su casa, como le llamaba la atención la vianda, ella trabajaba por la vianda. Le gustaba que parte de su rutina estuviera ir al colegio e ir a trabajar. Se casó -como toda señorita-dice Susana; no tuvo hijos, pero la vida la compensó con muchos sobrinos, a los cuales malcría y mima.

Los lugares que tenían para salir y encontrarse eran ¨Confitería Paris¨, ¨Confitería Libertad¨ donde se podía bailar, el Hotel Los Yaganes que era palabra mayor como lugar para salir, salían al cine y era costumbre de la época salir vestidos como de gala, tapados de piel las mujeres y de saco y corbata los hombres. Mismos atuendos utilizaban para ir a votar, impecables. Cuando era niña, Susana recuerda que cuando iban los domingos a misa en el colegio María Auxiliadora, iba de vestido y tapado. Estaba el Club Social y el Club O’Higgins, el primero era de categoría el segundo más popular. Otra costumbre también salir a visitar amigos y parientes como un plan de fin de semana -antes era todo más familiar-.

A los 21 años empieza a trabajar en una tienda de renombre ¨Casa Triax¨ ubicada en calles Espora 569; allí se vendía de todo tipo de productos para damas, caballeros y niños, ¡fue un boom! Además, tenían productos de importación, lo que más se vendía era cigarrillos y whisky y la ropa Made in China-la gente para navidad compraba de todo-, trabajó durante 10 años, en atención al público, pero también toda la parte contable; ingresos brutos, hacer los bancos, también hacer las vidrieras. Fueron años de aprendizaje. Después trabajó en otro negocio, que al lado de Triax era un negocio pequeño, pero Susana necesitaba trabajar. Pasado un tiempo ingresa al Hospital Regional Río Grande a trabajar en la cooperadora del hospital. Al año de trabajar ahí y firmando el contrato, le proponen trabajar en el Banco de Tierra del Fuego para hacer promoción de tarjetas, allí trabajó durante 18 años, con los años de experiencias en ventas y atención, no tuvo que realizar ningún curso, tuvo la oportunidad de seguir aprendiendo, estuvo en todos los sectores, en informes, en gestión y mora, en préstamos. Trabajaba hasta los sábados de 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde. Recuerda como anécdota que salía a la calle y la gente la paraba en todos lados, porque había salido una línea de préstamos que todos querían obtener -era una época de oro-. Trabajó en el banco hasta su jubilación.

En ninguno de los lugares en los que trabajó sintió diferencia por ser mujer, ni tampoco tener que demostrar capacidad, por el contrario.

Siempre sintió la necesidad de participar activamente en alguna actividad referida a la comunidad. Susana se hizo socia del centro de antiguos pobladores en el año 2011, por intermedio de una amiga. Se hizo socia y comenzó a asistir para ver que se podía hacer o en que colaborar. Empezó junto a Mirta, a organizar y ver los papeles, estados de los socios y asuntos contables, e intentar regularizar el centro de jubilados. Susana al tener tanto carisma, cuando se decide hacer la comisión, es propuesta por el grupo de socias para ser la presidenta. Y es así como en cada elección es nuevamente elegida.

Tiene como un sueño el volver a viajar, tener una casa y vivir en el centro de la ciudad, disfrutar con su familia y también hacer un viaje juntos.

Se define como una mujer amorosa, fuerte y débil a la vez, pero siempre tirando para adelante, tomando las cosas con humor.

Si se cruzara con Susana adolescente le diría que, podría haber hecho más cosas, y cosas que le hubieran causado más placer, podría haber aprendido a administrar el tiempo y terminó el secundario de grande, un logro que la pone más que orgullosa. También se siente orgullosa de ella, que se permite hacer un montón de cosas, por ella y no por los demás, todo lo que hace lo hace sin pedir nada a cambio, equivocándose o no.

A las mujeres de Río Grande les dice que todas valen; que crean en ellas, que todas pueden aprender y aunque les parezca insignificante, todo es importante. Son grandes mujeres, siendo profesionales o no, y que ninguna es más que la otra, todas son iguales y deben respetarse. A pesar de las situaciones difíciles de la vida, siempre intentar ser positivas. Nunca es tarde, y no agarrase de la edad -vamos a vivir hasta el último día que tengamos que vivir- no vivir del pasado y disfrutar de la vida.

A Río Grande le diría que está feliz de haber nacido y crecido en esta ciudad, le agradece brindándole a ella, todo lo que puede. Que sea una ciudad que crezca para bien y que cuidemos lo que tenemos, para poder seguir haciendo cosas por el bien de la comunidad.