Nelly Iris Penazzo
Médica, poeta e investigadora de la cultura selk'nam

Poemas de Alba Chamán (seudónimo de Nelly Iris Penazzo)
EL VIENTO DE RÍO GRANDE
El calendario dice: con vientos, sin vientos.
Lo más importante aquí es si sopla el viento.
Sin viento quiere decir que los yuyales se inclinan hasta tocar el suelo.
Con viento quiere decir que hasta las torres de petróleo quieren inclinarse.
También se mide aquí el viento por la distancia que recorre el gorro al despedirse de la cabeza o el arco que recorre el cuerpo para poder avanzar.
Entonces la calle se llama Soledad.
El viento se adueña de la acera.
Hasta los perros se van.
Pero hoy nació sin viento y con sol.
Las mujeres abrieron puertas y ventanas.
Las madres dejan los niños juguetear, enjambre de ellos, parece un colmenar.
Los perros mueven su cola al aire.
Hasta se infla la escasa verdura.
El vino vuela, la botella al vaso.
Los negocios se llenan de soplones.
Esto parece casi una ciudad.
Hasta los rostros de los desocupados pasan volando y no se los ve más.
Las arrugas se fueron. La sonrisa vuelve.
Parece que todo esto es nuevo y es que el viento dejó de soplar.
Aquí, en la isla se aprende
Aquí, en la isla se aprende
que esperando al enemigo
al fin se lo voltea.
La soledad del sud
Tiene otra dimensión aquí la soledad.
Llega aún más allá del infinito.
Es un centro galáxico que funde
acción y reacción. La vida y muerte.
La fría nieve nos quema como fuego.
La acuosa escarcha penetra como astilla.
El viento huracanado aquieta al hombre
y el amor no conoce más que odio.
Soledad, penetras en mi alma,
trituras huesos y me cortas la carne.
Sangrando, destrozado. Yo te enfrento.
Pues sé que a la reacción hay que vencerla.
Isla: pequeñita mía.
Eres tan solitaria que mi soledad es compañía.
Es tu silencio grave me contestas
a todas mis preguntas de mi patria.
Si un cuchillo te hiere

yo me desangro a pie de tu montaña.
Hay quien ama el momento,
Amar el mar, a la flor, la compañía
o el libro otoñal amarillento.
Yo te quiero sólo a ti, pequeñita mía.
Unas veces te quiero llevar al archipiélago,
a la Antártida, manto blanco helado,
otras te quiero llevar a las ciudades
para que te conozcan, pequeñita mía.
Niñerías. Cada uno tiene sus cosas.
El niño tiene su pelota y juega,
la esposa su marido y sueña,
el padre su trabajo y vive.
Cada uno tiene sus cosas.
El dueño tiene la tierra,
Explota al padre que la trabaja.
Este cansado llega a la casa,
Grita a la madre, le pega al niño.
Cada una tiene sus cosas.
...
El dueño tiene la tierra.
La Policía el poder.
El Juez aplica la ley.
Cada uno tiene sus cosas.
La Ley 3218
La LEY 3218, impera siempre.
Que es la distancia hasta Buenos Aires.
No está en el código, es fácil doblegarse
o aplicarla según las circunstancias.
La ley 3218, renace en el confort
le agregaron incisos cada Licitación,
es combustible la turbina del Boeing.
Las casas de cemento le dan calor.
Nelly Iris Penazzo, nacida en Buenos Aires en 1935, llegó a radicarse en Río Grande, Tierra del Fuego, en 1967, donde ejerció como médica. Fue la segunda mujer médica en trabajar en esa ciudad, recordada por el especial cuidado que prestaba a sus pacientes. Su profesión era también un espacio donde se manifestaba literariamente, como lo demuestran las detalladas descripciones en las historias clínicas que se conservaron por mucho tiempo. En 1972, utilizando el seudónimo de Alba Chamán, publicó su único libro de poemas, titulado "Ley 3218", un número que corresponde a los kilómetros que separan a Ushuaia de la Capital Federal por la Ruta 3. En esta obra, marcaba críticamente las relaciones de abuso y poder imperantes en la isla.
Fuente: Texto biográfico inicial y relato de Mingo Gutiérrez.
Paralelamente a su labor médica y poética, Penazzo se dedicó con intensidad al estudio e investigación de la vida y los mitos del pueblo selk'nam. Aportó a la ciudad intensos seminarios y debates sobre esta cultura, y la revista Impactos de Punta Arenas publicó durante años sus trabajos de investigación. Su compromiso con la verdad histórica la llevó, en 1996, a publicar "Wot'n. Documentos del genocidio ona", una obra en tres volúmenes donde, a diferencia de otros autores, no dudó en citar con nombres y apellidos a los responsables de las cacerías humanas, detallando la participación de administradores de estancias como James C. Robins y Alejandro Mac Lennan, y de policías como Ignacio Igarzábal y Atanasio Navarro.
*Fuente: Texto biográfico inicial, Ordenanza 4237/21 y reseña histórica incluida.*
Su vida estuvo marcada por un fuerte compromiso político y social. Con la vuelta de la democracia en 1973, ella y su esposo, Guillermo Segundo Penazzo, quien se desempeñaba como taxista, estaban enrolados en el justicialismo, realizando tareas de adoctrinamiento. Su biblioteca de entonces, con material para interpretar la "realidad de nuestra patria vasalla", fue incautada por la Infantería de Marina tras el golpe del 24 de marzo de 1976. Penazzo se situó en la izquierda del peronismo, una posición con no pocas dificultades en el medio fueguino. Antes del golpe, ya había dejado la provincia.
Fuente: Relato de Mingo Gutiérrez.
La doctora Penazzo era una persona de personalidad compleja y multifacética. Exploraba el esoterismo, afirmando ser médium y comunicarse con el espíritu del Che Guevara, y practicaba la acupuntura con una caja de agujas que eran "una joya artesanal". En sus últimos años, usaba colgando del pecho una chapa metálica con la palabra "Iris" –su segundo nombre– para entrar en trance y brindar predicciones. Tuvo una profunda enemistad con la antropóloga Anne Chapman, a quien le reclamaba que los testimonios selk'nam que avalaban sus escritos no estuvieran en instituciones accesibles de Argentina. Su visión de sí misma se resumía en una frase que evolucionó con el tiempo: "Me llamaron loca, puta, comunista. ¡Qué mejores cosas me podrían decir!", interpretando luego estos epítetos como signos de ser imaginativa, apasionada y utópica.
Fuente: Relato de Mingo Gutiérrez.
Tras la Guerra de Malvinas y ya de vuelta en Río Grande, hacia 1986, trabajó para la Municipalidad en el Centro Histórico Documental, con la promesa incumplida de publicar un libro. Impartió cursos sobre cultura selk'nam los sábados, con proyección de diapositivas tomadas por su hijo Guillermo Tercero, gestando iniciativas como la de Cerámicas Kren. Al no interesar sus trabajos a la comuna, los publicó en la revista Impactos de Punta Arenas. Cuando su salud comenzó a declinar, pidió regresar a morir a Río Grande. Falleció el 27 de diciembre de 1996 y fue sepultada sin cruz en el cementerio local, "Al igual que los Onas que nunca tuvieron cementerios, solo esa definitiva conjunción con la naturaleza". Su legado fue reconocido en 2021 por la Municipalidad de Río Grande mediante la Ordenanza 4237/21, que destaca su trabajo como médica e investigadora comprometida con la sociedad.
*Fuente: Relato de Mingo Gutiérrez y Ordenanza 4237/21.*
