Vanesa Alejandra Campos
Generación Malvinas
Nació en Puerto Belgrano un 17 de octubre y llegó a Río Grande el 24 de marzo de 1984 recuerda como si fuera hoy, ese día que bajaron del avión y el viento era terrible, pero a Río Grande se lo quiere, se lo ama.
Su papa José Luis Campos era militar y actualmente es veterano de Malvinas. Entre fines de 1981 y marzo de 1982 como infante de marina, realizaba la dotación a la base antártica, hacían base en Ushuaia y viajaban a la Antártida. Fue en aquellas épocas que principios del año 1982 su familia se traslada a la Ciudad de Córdoba para vivir junto a su mamá María Rosa, su hermana Andrea y su nona Elba.
Durante el conflicto de Malvinas no sabían dónde estaba su papá, no sabían a dónde se habían ido porque el único medio de comunicación era la radio y las noticias eran pocas. Recuerda que estaba en primer grado, que cantaban el himno y saludaban a los soldados que estaban en Malvinas y que desde el colegio solicitaban que las familias llevaran alfajores, chocolates y ropa de abrigo para llevar a los soldados. La mamá le cuenta que su maestra, un día la llama diciéndole que su hija había contado que su papá se había ido a Malvinas. Vanesa no recuerda mucho de esas fechas, solo que su mamá y su nona se quedaban hasta la madrugada escuchando en la cocina cerca de la radio si tenían alguna noticia del papá. Eran noches y noches de esperar sin saber dónde y cómo estaba. Con el pasar de los años, cada 2 de abril, su nona le contaba: “te acordas cuando llegó tu papi, llegó en un taxi y el taxista: dijo acá se lo traigo al soldado, acá se lo traigo vivo al soldado”.
El grupo Alfa (al que pertenecía su papá) se encontraba en las Islas Orcadas, el 24 de marzo fue transportado en el Buque “Bahía Paraíso “a Puerto Leith en las Islas Georgias del Sur. Su misión fue la de evitar que los marines ingleses desalojaran por la fuerza a los trabajadores civiles argentinos, que se encontraban desmantelando las instalaciones balleneras.
En esos días la familia sufre la ausencia. La mamá es la que más sufrió, como todas las esposas y familiares son las que más padecieron, porque no sabían cómo estaban sus esposos, sus hijos, hermanos, o amigos; nadie sabía si estaban bien, si iban a volver y hasta que la verdad de toda esa historia salió la luz, pasó mucho tiempo porque había noticias que no se hacían públicas.
Recuerda hablar de Malvinas con su papa del conflicto, si hubo enfrentamientos, como fue todo. Si bien su papá no estuvo en punto de conflicto bélico, pero si tenían que estar armados como modo de defensa.
Vanesa cuenta haber leído lo que sucedió con los chicos en Puerto Madryn cuando volvieron de Malvinas: llegaron en colectivo en Puerto Madryn con las ventanas tapadas para que la gente no viera lo deteriorados que estaban, en otros casos muchos fueron llevados a Buenos Aires y hasta que no recuperaron su peso y su aspecto no los dejaban volver a sus casas. Fue muy duro saber por todo lo que tuvieron que pasar.
Hoy su papá tiene contacto con todos y en Río Grande viven muchos de sus compañeros, como así también en otras provincias. En Río Grande viven alrededor de 70 veteranos.
Para María Rosa (su mamá) cada 2 de abril es una fecha que la llena de emoción; escuchar la marcha de Malvinas produce un gran nudo en la garganta, el dolor es muy grande por las ausencias, por las familias que han perdido sus hijos o esposos. Esas madres fueron las que iniciaron todo el reconocimiento hace muchos años atrás. Las madres fueron las pioneras, para que no se olviden jamás de los soldados caídos y veteranos de guerra.
“Antes no estaba bien visto decir que habían sido veteranos”, no eran reconocido como se merecían. Hoy un niño ve a un veterano de guerra, a un soldado de Malvinas y sienten una admiración por ellos y eso es lo que estamos trabajando nosotros con Generación Malvinas: Los hijos hacemos causa, no hay que olvidar, hoy los tenemos entre nosotros, por eso queremos que todos sepan la historia, ellos son el relato vivo.
Con Generación Malvinas presentamos un proyecto en la Asamblea de Hijos de Veteranos de Guerra en la Pampa y luego en Chaco, se trata de un “Cuestionario Diagnóstico Malvinas” y la idea es elevarlo a todas las provincias, o sea qué las Generaciones Malvinas deriven a todas las instituciones educativas de nivel inicial primario y secundario para saber de qué manera se educa Malvinas.
Varias provincias no educan Malvinas como debiera ser y hay escuelas que enseñan Malvinas sólo en la proximidad al 2 de abril, y la realidad es que existen muchas fechas que estudiar y recordar, inclusive desde enero. No queremos que esto siga sucediendo. Hoy por ejemplo el mapa bicontinental tiene que estar en todas las escuelas y eso conlleva a otro tipo de estudios que tienen que ver con los recursos marítimos, a la usurpación de aguas porque no es como el que nos enseñaban antes, y eso conlleva a otro tipo de estudios por barcos de otros países, el aumento de las penalidades; es un montón de información que los chicos tienen que saber. Cuando se les muestra a los estudiantes el mapa bicontinental, quieren sabe más, es por esto que los veteranos vienen realizando hace tiempo diferentes charlas y encuentros en las diferentes instituciones educativas de nuestra provincia y lo mismo sucede en las escuelas del resto del país. Y así se les llega a los estudiantes: con los veteranos, y es la mejor manera de aprender escuchándolos y sabiendo realmente que sucedió y cómo. Ese en nuestro lema como parte de Generación Malvinas.
“Cada 2 de abril ver a mi papá ahí adelante en los actos es un orgullo, es mucho orgullo y es la emoción de permanecer y acompañarlo en el Monumento las horas que sean”.
Cuando llegan a la vigilia con su hijo, que también es de Generación Malvinas por ser nieto de un veterano, no le dan ganas de dejar a su papa solo. “Sentis que querés seguir quedándote al lado del tacho, saludando a los muchachos- como yo les digo- es tan linda la sensación de compartir con ellos, hay que estar para sentirlo. Estar en la Vigilia es muy sentido, y no te alcanzan las palabras para explicar lo que se vive, más siendo familiar de un veterano”
Para que se reconociera como se merece el veterano, pasaron muchos años, y este año van a ser 26 años de la vigilia, el empuje que tienen los veteranos es increíble y admirable. Ellos mismos comenzaron a hacer su propia vigilia: al principio eran 4 o 5 veteranos alrededor de un tacho, a recordar anécdotas, a revivir cada una de sus historias. Con los años se fueron sumando, después armaron una carpa, hasta lo que es hoy. El paseo Malvinas no existía, no había nada, se fue armando de a poco, pero además todo es emblemático, cada monumento tiene su significado.
Nuestros Veteranos son por y para Malvinas, y todos nosotros por supuesto, acompañando con nuestra labor.
Vanesa recuerda haber ingresado a la Agrupación por otros hijos que conocía de otro ámbito. “un 2 de abril del año 2014, nos encontramos en la carpa, los chicos me dicen: ¿vos sos la hija de Campito? ¡¡Y ella dice sí!! porque no estás trabajando en generación Malvinas? Y fue así que ese 2 de abril empecé junto a mi hijo Agustín a trabajar en la Agrupación Generación Malvinas.”
El año pasado que fue un año atípico por la pandemia se trabajó un montón en la vigilia desde la virtualidad con placas en el Facebook, en Instagram; para los chicos de las escuelas la Campaña “Embandera tu casa”; este último surgió desde Generación Malvinas Rio Grande y se replicó en todo el país, y en Tolhuin también.
En julio del año pasado comenzamos con campaña solidaria, colaborando con distintos comedores y merenderos de la ciudad.
En el mes de agosto las mujeres de la Agrupación fuimos invitadas por la Sra. Soledad Vernet, chozna nieta de Luís Vernet, para participar con un prólogo en la edición de un material inédito, El Diario de Emilio Vernet. Esta documentación valiosa se encontraba en el archivo general de la Biblioteca Pública Nacional, y su transcripción fue aproximadamente de tres años por un profesor. La Señora Soledad Vernet tuvo la gentileza de hacernos participar junto a la Agrupación de Jujuy, uniendo dos puntos de la Argentina.
Generación Malvinas también va a participar de los 100 años de Río Grande y hay muchas expectativas.
Vanesa ve a su mamá como su heroína no se imagina estar en el lugar de ella a la espera del esposo, nadie se imagina estar en esa situación, “porque el sufrimiento que pasó mi mamá no se lo deseo a nadie y ahora lo veo como madre y como hija, esas madres esas esposas sufrieron un montón, de chica no dimensionaba mucho, pero mirando hacia atrás veo a mi mama y la admiro por su entereza”
“Hoy se siente muy orgullosa de su papá porque su papá también peleó por Malvinas, fue a las Georgias a proteger y custodiar junto a sus compañeros a civiles que estaban trabajando, al igual que de mi mamá, bancando toda esa situación a la distancia. Su mamá y su papá son sus dos pilares gracias a Dios los tiene a los dos y está muy orgullosa de ellos”.
Si Vanesa se cruzara con Vanesa del pasado le diría que: “de cabeza involúcrate en Generación Malvinas, hace todo lo que estás haciendo ahora, trabaja más, que no es una mochila, al contrario, es algo que te reconforta, hay miles de cosas por hacer, siempre hay tiempo, es un trabajo hermoso. Yo le diría metete, no solamente conoces a todos los compañeros de tu papá, sino que conoces a los otros hijos y cada historia es distinta, cada hijo la vivió distinto” ser hijo de veteranos teniendo toda la historia al alcance de tu mano, es algo tan rico, tan lindo porque la historia la tenés hoy.
A las mujeres de Río Grande le diría “que hoy en Río Grande hay un montón de actividades y oportunidades para todas, que se involucren, todas podemos hacer historia, todas tenemos las mismas oportunidades igual que los hombres, no hay un lugar para el hombre y un lugar para la mujer. Hay infinidad de cosas por hacer en esta hermosa ciudad. La mujer tiene que hacer su lugar en todos los ámbitos ya no hay lugar donde no haya una.”
Vanessa Campos se define como una mujer sencilla normal, humilde emprendedora, amiguera y compañera y no le tiene miedo a nada los desafíos no la asustaron y sobre todo ahora qué hay mucho trabajo por hacer.